Curtis Zy-Keith Means nació el 5 de julio de 2020 en el Hospital de la Universidad de Alabama, en Birmingham (Estados Unidos), llamando la atención por su tamaño extremadamente pequeño: apenas 420 gramos.
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Vino al mundo con sólo 21 semanas y un día de gestación, estableciendo un récord mundial en el Guinness World Records como el bebé más prematuro jamás registrado.
Inicialmente, los médicos dieron a Curtis menos de un 1% de posibilidades de sobrevivir debido a su extrema fragilidad. Sin embargo, contra todo pronóstico, Curtis cumplió cuatro años el viernes 5 de julio, pesa 14,9 kg y goza de excelente salud y vitalidad.
Curtis pertenece al grupo de niños prematuros, nacidos antes del periodo ideal de gestación (de 37 a 42 semanas), con distintos grados de prematuridad según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pertenece a la categoría de “Extremadamente prematuros”, para bebés nacidos con menos de 28 semanas de gestación, la etapa más complicada.
Tras nacer prematuro, Curtis ingresó inmediatamente en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, donde recibió asistencia respiratoria y medicación para sus pulmones y corazón. Por desgracia, su hermana gemela, C’Aysa, no sobrevivió.
Los primeros nueve meses de vida de Curtis transcurrieron en el hospital, donde necesitaba apoyo continuo para respirar. Con perseverancia y cuidados intensivos, finalmente le dieron el alta, llevando consigo una cánula nasal para el oxígeno.
Hoy, Curtis es un niño feliz, al que le apasiona jugar con sus juguetes y ver sus dibujos animados favoritos, Mickey Mouse. Su madre, Michelle Butler, apoyó firmemente su tratamiento desde el principio, y el apoyo médico fue crucial para su recuperación.
“La supervivencia de Curtis ha sido una bendición”, dijo Michelle, “estoy muy orgullosa de todo lo que ha conseguido hasta ahora”. La historia de Curtis Zy-Keith Means es un testimonio de resiliencia y esperanza, que inspira a todos los que le rodean con su increíble fuerza de voluntad. ¡Larga vida al pequeño Curtis!