Messias, de 30 años, padece ictiosis lamelar, una rara enfermedad genética que afecta a la piel y no tiene cura. A pesar de los retos que le imponen la enfermedad y los prejuicios a los que se enfrenta, ha sido una inspiración para quienes le rodean.

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La ictiosis lamelar hace que las células muertas de la piel se acumulen, formando una gruesa costra por todo el cuerpo. Esta enfermedad provoca problemas como la deshidratación y un mayor riesgo de infecciones. Según la información de ‘Só Noticia Boa’, Messias siente un malestar constante debido al estado de su piel y a los efectos del clima. “Cuando tengo que tomar el autobús, nadie quiere sentarse en el asiento de al lado. Si el autobús no tiene aire acondicionado, mi piel empieza a deshidratarse y es muy incómodo. Me duele mucho”, explicó al portal.

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Messias se ha enfrentado a prejuicios desde la infancia. En la escuela le llamaban ‘pez’, ‘caimán’ y ‘serpiente’, y muchas personas evitaban el contacto físico con él por miedo al contagio. “Mucha gente me ha llamado pez, caimán, serpiente… es muy malo. Si estoy en un lugar público, la gente se aleja de mí. En el colegio pensaban que se iban a contagiar”, dijo.

A pesar de las dificultades, Messias participa en actividades comunitarias para concienciar sobre la ictiosis lamelar. Intenta utilizar su experiencia para educar a la gente sobre la enfermedad y la importancia de tratar a todos con respeto.