Harry Studley, de Bristol (Inglaterra), recibió un disparo accidental en el cerebro cuando tenía 18 meses. La bala, disparada por un vecino que estaba limpiando un rifle, le provocó una inflamación y una hemorragia grave. El equipo del Hospital Infantil de Bristol tuvo que hacer frente a una situación crítica, y las posibilidades de supervivencia del pequeño eran de sólo el 1%. Tras una intervención quirúrgica de urgencia y cuatro meses de tratamiento, recibió el alta hospitalaria.

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Aunque sobrevivió, Harry se enfrentó a secuelas como epilepsia, ceguera parcial y dificultades cognitivas y motoras. Para dar las gracias al hospital, el pequeño y su familia organizaron una marcha de 5 km hasta el Hospital Infantil de Bristol, con el fin de recaudar fondos para la organización benéfica.

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El evento se realizó el 15 de septiembre y pretendía apoyar a la unidad de neurocirugía y mostrar la fuerza de voluntad de Harry, que aún se enfrenta a retos físicos. Además de agradecer la labor del equipo médico, la familia del niño tiene intención de seguir recaudando fondos para el hospital en futuros actos.