En 2005, un fenómeno alarmante intrigó a los habitantes de Hamburgo (Alemania) y de las ciudades danesas vecinas: las ranas explotaban. En aquel momento, las autoridades lanzaron advertencias para que la gente evitara los estanques, mientras miles de ranas aparecían destruidas. Este misterio generó varias teorías sobre sus causas, lo que llevó a expertos y curiosos a investigar qué podía haber detrás de estas extrañas explosiones.

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Entre marzo y abril de ese año, los residentes encontraron miles de ranas destruidas. Sus cuerpos se habían hinchado hasta reventar, esparciendo sus entrañas hasta un metro de distancia. La situación era alarmante e impactante.

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Veterinarios y testigos relataron escenas dignas de una película de ciencia ficción. Un biólogo fue asignado para observar las explosiones, que se produjeron entre las 2 y las 3 de la madrugada. Como consecuencia, las autoridades prohibieron el acceso a un lago de Hamburgo, al que apodaron ‘el estanque de la muerte’.

Surgieron varias teorías. Algunos sugirieron que las ranas se estaban suicidando para controlar la población. Otros especulaban con que un virus u hongo las estaba afectando. El Instituto de Higiene y Medio Ambiente de Hamburgo analizó el agua y no encontró microorganismos nocivos.

La teoría principal

Una teoría popular afirmaba que los cuervos asustaban a las ranas picoteándoles el hígado. El veterinario Frank Mutschmann creía que la hinchazón de las ranas, como mecanismo de defensa, las hacía explotar. Las aves se acercaban entonces a ellas para alimentarse de las vísceras.

En un documental sobre el caso, Mutschmann explicó cómo llegó a su conclusión. “No había mordeduras ni arañazos, por lo que sabíamos que las ranas no estaban siendo atacadas por mapaches o ratas, que se habrían comido el animal entero”, dijo.

«Cuando el hígado desaparece, la rana se da cuenta de que está siendo atacada. Se infla como mecanismo natural de defensa. Pero como no tiene diafragma ni costillas, sin el hígado no hay nada que sostenga el resto de los órganos dentro del cuerpo. Los pulmones se estiran y se desgarran; el resto de los órganos simplemente son expulsados”, explicó.

Sin embargo, no todos estaban de acuerdo con esta explicación. La investigadora Miriam Sima cuestionó la necesidad de que un gran grupo de aves atacara a tantas ranas al mismo tiempo. Además, Werner Smolnik, que siguió las explosiones, señaló la escasez de cuervos en la zona.

A finales de 2005, las autoridades cerraron el caso sin una solución clara. El informe del Instituto de Higiene y Medio Ambiente concluyó que, a pesar de las pruebas, no se había resuelto el misterio de la extinción de las ranas. Finalmente, diez años después, la población de ranas de la ‘charca de la muerte’ había vuelto a la normalidad, pero el recuerdo de aquellas explosiones sigue siendo intrigante.