Recientemente, un estudio del Instituto del Sueño de la Asociación para el Fomento de la Investigación (AFIP) sacó a la luz una sorprendente conexión entre insomnio y depresión.

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Tradicionalmente considerado sólo como un síntoma de trastornos mentales, ahora se ha demostrado que el insomnio es un indicador crucial que puede preceder e incluso contribuir al desarrollo de estados depresivos.

¿Cómo saber si se está entrando en depresión?

Al analizar los datos genéticos y sintomatológicos de más de mil individuos, los investigadores observaron una base genética compartida entre los trastornos del sueño y la depresión.

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Esto sugiere que una predisposición genética puede aumentar el riesgo tanto de insomnio como de depresión, alterando la forma de tratar estas afecciones.

Mediante un modelo denominado ‘puntuación poligénica’, los científicos pudieron predecir el riesgo de desarrollar estas enfermedades teniendo en cuenta miles de variantes genéticas. Este método demostró que existe una correlación significativa entre los genes que influyen en el riesgo de depresión y los relacionados con los problemas de sueño.

¿Cuál es la relación entre la calidad del sueño y la salud mental?

Según Mariana Moysés, científica biomédica e investigadora participante en el estudio, dormir mal no sólo afecta a nuestro bienestar al día siguiente, sino que también pone en peligro el procesamiento de las experiencias emocionales.

La calidad del sueño es esencial para mantener la salud mental, y tratar el insomnio puede servir no sólo para mejorar el descanso nocturno, sino también para prevenir futuros episodios depresivos.

Implicaciones futuras para tratamientos y diagnósticos

El hallazgo sugiere que los tratamientos neuropsiquiátricos podrían tener que revisar su enfoque, dando la misma importancia al tratamiento de los problemas de sueño y a los síntomas depresivos.

Moysés subraya que se trata de una ‘vía de doble sentido’, en la que cuidar el sueño no es sólo curar el insomnio, sino también cuidar la salud mental del paciente.

Con esta información, se espera que en un futuro próximo surjan nuevas pruebas genéticas más precisas. Éstas podrían identificar a los individuos con mayor riesgo de insomnio y depresión, brindando la oportunidad de realizar intervenciones preventivas.

El avance supondría una importante evolución en el tratamiento de los trastornos neuropsiquiátricos, que pasaría de un enfoque reactivo a otro más proactivo y preventivo.

¿Cuáles son los primeros síntomas de la depresión?

  • Cambios de humor: además de insomnio o sueño excesivo, los sentimientos persistentes de tristeza o vacío pueden ser indicativos de depresión.
  • Pérdida de interés: disminución del interés o el placer por actividades que solían ser placenteras, incluidas las aficiones y la vida social.
  • Fatiga: sensación constante de cansancio y falta de energía, incluso después de haber dormido lo suficiente.
  • Cambios en el apetito: cambios significativos en el apetito y el peso sin motivo aparente.
  • Dificultad de concentración: problemas para concentrarse, tomar decisiones o recordar detalles.
  • Sentimiento de culpa: pensamientos persistentes de culpa, inutilidad o fracaso.

Si tú o alguien que conoce experimenta estos síntomas, es importante que busque ayuda de un profesional de la salud mental.