Siempre ha existido la pregunta de por qué sentimos alguna vez un escalofrío. Esta sensación se produce de repente, cuando menos te lo esperas, y hace que se te ericen los pelos de los brazos, llegando a veces hasta la nuca.
Desde el punto de vista de la medicina tradicional, la piel de gallina puede ser una señal importante que envía el cuerpo, y las causas más conocidas se asocian a la regulación de la temperatura corporal o a reacciones de miedo y ansiedad.
En el sentido popular, algunas personas dicen que ‘un espíritu ha pasado por aquí’. Sin embargo, en este sentido, el significado puede vincularse a respuestas más específicas. Cuando se producen sin motivo aparente, pueden indicar que nuestras emociones y percepciones están siendo influidas por fuerzas invisibles que nos rodean.
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Amplían nuestra comprensión de cómo reacciona nuestro cuerpo a las energías que nos rodean. En algunos casos, la piel de gallina puede ser la mejor forma que tiene el cuerpo de alertarnos de cambios energéticos, señalando algo que exige nuestra atención espiritual.
Además, innumerables dimensiones y seres nos rodean en este momento, como conciencias que nos ven y nos oyen, pero nosotros no podemos ver ni oír. Los escalofríos ocurren porque hay una transición constante de energías, según Tadeu Mourão, historiador y experto en el tema.