Erasmo Lima Coelho, profesor de 42 años de Cachoeiras de Macacu (Rio de Janeiro, Brasil), siempre tuvo un deseo claro: ser padre. Durante la pandemia, en 2020, inició su camino de paternidad en solitario adoptando a Gustavo, ahora de 15 años, y, más recientemente, a Daniel, de 14, consolidando una familia que había sido su sueño durante mucho tiempo.

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El educador inició los trámites de adopción en 2019, con el objetivo de encontrar a los niños que, para él, ya existían en algún lugar. “Nunca dejé de decir que algún día adoptaría y que mis hijos estarían en algún lugar esperándome”, dijo en una entrevista con Crescer.

Entre requisitos legales y una larga documentación, el profesor recibió su licencia de adopción y, en marzo de 2020, vio una foto de Gustavo. Tras conversaciones y videollamadas, el primer encuentro cara a cara tuvo lugar en mayo de 2020, en São Paulo. Meses después, se formalizó el proceso de adopción. “Fue una mezcla de sentimientos: felicidad, euforia, miedo. Cuando lo vi con su bolsita en la mano y una mochila a la espalda, rompí a llorar. Nos abrazamos por primera vez en persona, subimos al coche y nos fuimos a Río”, contó.

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Poco después llegó la segunda adopción. “Gustavo siempre había querido un hermano, pero yo era reacia porque los niños son un trabajo duro. Pero al mismo tiempo, por mucha atención que le prestara, me daba cuenta de que se sentía solo”, reveló. La semana del cumpleaños de su hijo, el pedagogo conoció virtualmente a Daniel, que vivía en Pernambuco y buscaba una familia. “Fue entonces cuando me di cuenta: ‘ése es mi otro hijo’”, dijo.

La convivencia planteó retos. Gustavo, por ejemplo, necesitaba apoyo para superar sus dificultades de aprendizaje y le diagnosticaron Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Daniel, que se unió a la familia cuatro años después, pasó por un periodo de adaptación al nuevo entorno y a la diferencia cultural.

“Ser padre en solitario es como un día con el mar en calma y otro con resaca y olas de 20 metros de altura invadiendo las aceras. Me pasaban muchas cosas por la cabeza. Tenía el peso de la responsabilidad, no había vuelta atrás, pero fue la mejor decisión de mi vida. Mis hijos son mi vida fuera de mí”, afirmó.

El profesor fue recibido con comentarios prejuiciosos, muchos cuestionando su capacidad para ser padre en solitario y señalando estereotipos negativos sobre los hombres solteros que adoptan niños. Erasmo, sin embargo, se mantiene firme y aconseja a quienes comparten el mismo sueño que no se rindan. “Si es tu sueño, ve a por él. No te dejes llevar por opiniones contrarias y prejuiciosas”, subrayó.