Adalgisa Soares Alves, 48 años, de São José de Ribamar (Brasil), dedica su vida a cuidar de su hija Graziely, de 31 años, que nació con hidrocefalia congénita y se enfrenta a graves limitaciones físicas y cognitivas. La madre cuida 24 horas al día de su hija, que no camina, no habla ni ve y depende de ayudas para todas sus necesidades. Compartiendo su rutina en las redes sociales, ha conmovido a la web con su historia.

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Al principio de su embarazo le diagnosticaron hidrocefalia gigante. “Cuando el médico me dijo: ‘Su hija nacerá diferente’, recé para que no fuera grave”, recordó Adalgisa. El embarazo estuvo marcado por las dificultades, y la madre cuenta que cuando intentó ver a su hija por primera vez, los médicos se lo impidieron mintiendo sobre el estado de la niña, diciendo que estaba sana y preciosa. La conmoción llegó cuando por fin le permitieron ver a Graziely, que ya mostraba signos de la grave enfermedad.

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El primer intento de tratamiento fue una intervención quirúrgica para implantar una válvula que drenara el exceso de líquido del cerebro de la niña, pero el cuerpo de Graziely rechazó el dispositivo. Los médicos dijeron que la niña tendría un máximo de tres meses de vida, pero, en contra de los pronósticos, sobrevivió. Desde entonces, Adalgisa nunca se ha separado de su hija, temiendo que le ocurriera algo. “Tenía miedo de que mataran a mi hija porque era diferente, así que después de verla, nunca me separé de ella y no dejaba que nadie hiciera una medicina sin que yo supiera de qué se trataba”, dijo la madre.

A lo largo de los años, Adalgisa se ha enfrentado a la responsabilidad de ser la única cuidadora de Graziely, ya que el padre biológico de la niña abandonó a la familia hace más de una década. A pesar de las dificultades económicas, ya que las ayudas del gobierno no cubren todas las necesidades de su hija, la madre comparte su trayectoria en las redes sociales.

En Instagram, Adalgisa tiene más de 200.000 seguidores, a los que cuenta cómo cuida a diario de su hija y pide ayuda a través de donaciones. A pesar de la adversidad, ella sigue siendo positiva. “Todos los días la cuido, la baño y la alimento con todo mi amor. Siento devoción por Graziely y estoy feliz de verla bien cuidada, por mí y por toda nuestra familia. No trabajo, sólo la cuido, soy feliz cuidándola y es gratificante cuando la veo sonreír. Nunca pierdo la esperanza porque soy una mujer de mucha fe y siempre pongo a Dios por encima de todo, rezo mucho todos los días”, declaró al Daily Mail.