Según informaciones de O Globo, el empresario Julio Seripieri, de Amil, fue quien alertó al médico Roberto Kalil sobre el estado de salud de Luiz Inácio Lula da Silva, después de una reunión en la tarde del pasado lunes 9 de diciembre. Según los informes, el presidente caminaba encorvado, parecía mayor de lo que es y se quejaba de dolor de espalda, resultado de una operación de cadera realizada en septiembre de 2023.
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Tras el aviso de Seripieri, el médico se puso en contacto con la doctora del presidente, Ana Helena Germoglio, que visitó a Lula. Durante la consulta, Lula habría dicho: “No me encuentro bien”. Aún así, el presidente continuó con sus citas, incluyendo reuniones con los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, Arthur Lira y Rodrigo Pacheco, respectivamente.
Posteriormente, una tomografía computarizada realizada en Brasilia reveló que Lula había sufrido una hemorragia intracraneal como consecuencia de una caída en su domicilio el 19 de octubre. El diagnóstico llevó a la decisión de trasladar al presidente a São Paulo, donde fue operado de urgencia en el Hospital Sirio-Libanés.