Casi 30 años después del descubrimiento de miles de fragmentos óseos en la propiedad del presunto asesino Herbert Baumeister, se están tomando nuevas iniciativas para identificar a las víctimas no reconocidas y poner fin a este emblemático caso.

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Herbert Baumeister, propietario de la granja Fox Hollow de Westfield (Indiana), fue acusado de matar a varios hombres, en su mayoría clientes de bares gays, en la década de 1990.

La investigación inicial encontró más de 10.000 fragmentos óseos en su propiedad, pero Baumeister se suicidó en Canadá antes de ser acusado formalmente, llevándose consigo detalles importantes sobre las víctimas.

Así, aunque en aquel momento se identificó a ocho hombres, las limitaciones tecnológicas y la falta de recursos interrumpieron los esfuerzos por reconocer al menos a otras 17 víctimas.

Ahora, los avances en genética forense y la persistencia de los familiares han reabierto las vías para resolver este misterio.

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Así, la reanudación de las investigaciones se produjo tras un contacto en 2022 entre el forense del condado de Hamilton, Jeff Jellison, y familiares de Allen Livingston, desaparecido en 1993.

Motivado por el mensaje, Jellison reunió a agentes del FBI, policías estatales y expertos en genética para extraer y comparar muestras de ADN con restos que llevaban décadas almacenados.

En octubre de 2023 llegó la confirmación: Allen Livingston era una de las víctimas. Aunque Sharon Livingston, la madre de Allen, falleció en noviembre de 2024, tuvo la oportunidad de conocer la verdad antes de su muerte.

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Hasta ahora, se han extraído ocho perfiles genéticos únicos de los fragmentos, con cuatro identificaciones ya realizadas. Sin embargo, el estado degradado de los huesos, muchos aplastados o quemados, representa un gran obstáculo, y parte de los restos se están conservando con la esperanza de que futuros avances tecnológicos permitan análisis más detallados.

Se anima a los familiares de los hombres desaparecidos entre las décadas de 1980 y 1990 a que proporcionen muestras de ADN para incluirlas en el sistema CODIS del FBI, diseñado exclusivamente para identificar a personas desaparecidas.

En agosto se inauguró en Westfield un monumento conmemorativo que incluye los nombres de las víctimas ya identificadas y espacio para nuevas incorporaciones. Durante la ceremonia se soltaron palomas blancas en un gesto simbólico de homenaje a las vidas perdidas.

Shannon Doughty, hermana de Allen Livingston, resumió los sentimientos de las numerosas familias implicadas en el caso: “Es doloroso, pero conocer la verdad supone un alivio. Lo desconocido era peor. Ahora podemos empezar a sanar”.

La búsqueda de respuestas continúa, manteniendo viva la esperanza de que por fin se consiga justicia y dignidad para todas las víctimas.