Edmundo González Urrutia pide el apoyo de las Fuerzas Armadas para relevar a Nicolás Maduro y María Corina Machado convoca protestas: la oposición venezolana mueve piezas en un tablero de ajedrez en el que el papel de los militares, subrayan los analistas, es «crucial».

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De momento, el alto mando de las Fuerzas Armadas ha ratificado en un comunicado su «lealtad, obediencia y subordinación» a Maduro, que el viernes 10 de enero debe jurar su cargo para un tercer mandato consecutivo (2025-2031) ante el Parlamento, controlado por el chavismo gobernante. 

González Urrutia denuncia fraude en las elecciones del 28 de julio y reclama la victoria. Estados Unidos, la Unión Europea y varios países latinoamericanos rechazaron la reelección del presidente izquierdista. 

“El 10 de enero, debo asumir el papel de comandante en jefe”, dijo González en un vídeo dirigido a las Fuerzas Armadas, mientras que Machado, líder de la oposición, convocó manifestaciones para el 9 de enero.

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Un comunicado de las Fuerzas Armadas condenó la declaración del líder opositor, afirmando que «no tendrá el menor efecto» en los militares. “No se equivoquen con nosotros”, advirtió el texto leído en la televisión estatal por el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, una posición elogiada por Maduro en las redes sociales.

“En unión con el poder popular-policial-militar, alzamos nuestras voces en rechazo total al mensaje descarado de Edmundo González Urrutia”, publicó. “¡No lo lograrán!”, agregó.

¿As bajo la manga? –

La posibilidad de una ruptura inmediata en el chavismo parece baja, según expertos consultados por la AFP, dado que los militares han visto reforzado su poder durante los gobiernos de Hugo Chávez y su sucesor Maduro, con gran presencia en sectores clave, entre ellos la vital industria petrolera. 

Las Fuerzas Armadas son «cruciales» para decidir “si se abre la posibilidad de una transición”, dijo a la AFP el experto en geopolítica y diplomacia Mariano de Alba. 

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Para él, «la estrategia de González Urrutia» en este contexto “busca impulsar la causa de la oposición y protagonizar un intento de aumentar la presión internacional”.

Tras recibir asilo político en España, el líder opositor realiza una gira que le ha llevado a Argentina, Uruguay y Estados Unidos, y tiene previstas visitas a Panamá y República Dominicana. 

Carol Pedroso, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo, no cree que un cambio de poder “sea un escenario totalmente imposible, pero improbable, a menos que haya cartas ocultas bajo la manga”.

“¿Cuáles podrían ser esas cartas? Podría ser algún tipo de negociación con el Alto Mando de la Fuerza Armada”, analizó.

Las protestas que estallaron tras la proclamación de Maduro como presidente electo dejaron 28 muertos, casi 200 heridos y más de 2.400 detenidos acusados de terrorismo. Tres de los detenidos murieron en prisión.

Machado llama a «vencer el miedo»

“Estoy aquí para garantizar la paz perpetua”, dijo Maduro el lunes durante una manifestación frente al palacio presidencial en Caracas. 

Más temprano, el ministro del Interior, Diosdado Cabello, se mostró «convencido» de que «no va a pasar nada», pero advirtió de que habrá «consecuencias» para «quienes quieran perturbar la paz». 

La Dirección de Contrainteligencia Militar, que normalmente actúa en casos de detenciones de opositores, publicó un mensaje en las redes sociales de una mano llamando a una puerta con la leyenda «Tun Tun», en referencia a las detenciones realizadas en domicilios. 

Los llamamientos a que los militares dieran la espalda a Maduro fueron constantes con el fracaso del Gobierno paralelo que la oposición impulsó en 2019, liderado por el entonces líder parlamentario Juan Guaidó.

Maduro llamó a González Urrutia «Guaidó 2.0», pero para el doctor en Ciencias Políticas Daniel Varnagy, «hay diferencias importantes».

“Guaidó, bueno o malo, fue el resultado de una decisión política de una dirigencia que buscó forzar una negociación. Y ahora hubo una elección presidencial en la que creo que el Gobierno subestimó a María Corina Machado y su estrategia”.

Más allá del ala militar, Mariano de Alba cree que «las circunstancias podrían cambiar» si hubiera «una facción del Gobierno que decidiera distanciarse y apostar por una transición».