Desde su primera aparición en Vogue, Kendal Jenner—y el resto de su clan de chicas en Instagram—ha sido comparada con legendarias supermodelos de los noventas, como Linda Evangelista, Naomi Campbell, y Christy Turlington. Y aunque la más reciente campaña de Jenner en colaboración con Pepsi nos recuerda al popular anuncio de Cindy Crawford con la misma compañía en 1992, las reacciones distan de ser las mismas.
Tan pronto como Pepsi lanzó el pasado martes su brillante y costosa campaña protagonizada por la efervescente Kendall Jenner en un comercial con temática de protesta, la multinacional tuvo que retirar el anuncio después de enfrentarse a una épica lluvia de intensas críticas en las redes sociales. El humilde gigante de los refrescos—y no nos referimos a Coca-Cola— se ha disculpado por lo sucedido.
“Pepsi quería proyecta un mensaje global de unidad, paz y entendimiento. Claramente no hemos cumplido con nuestros objetivos, y pedimos disculpas” ha afirmado Pepsi en un comunicado en el que también pide perdón a la protagonista del anuncio por “haberla puesto en esta situación”.
Parece imposible imaginar que en el mundo real Kendal Jenner sea el ícono de cualquier protesta política. Pero a Pepsi, evidentemente, esta idea no le pareció tan descabellada. El anuncio muestra a la super modelo quitándose una peluca rubia antes de unirse a los manifestantes para entregar una lata de Pepsi a un oficial de policía que le devuelve una sonrisa.
El video provocó la ira de los usuarios de Twitter que criticaron el anuncio por capitalizar y trivializar los recientes problemas sociales y políticos. Incluso Bernice King, hija del activista Martin Luther King Kr., criticó el anuncio desde su cuenta de Twitter. “Si papá hubiera sabido del poder de #Pepsi”, escribió.
A juzgar por la vociferante reacción de los usuarios en las redes sociales, por primera vez en su vida, tal vez no ser el centro de atención parezca una buena idea para Jenner.
