Cristian Castro se divorció… ¡durante su luna de miel!

Y vivieron felices para siempre por 28 días.

El hijo de Verónica Castro se dio el “sí, acepto” el pasado 23 de mayo con la violinista Carol Urbán. Pero a menos de un mes, el Gallito Feliz vuelve a la soltería.

Después de que su esposa regresara a México pese a que estaban de luna de miel en Europa, los rumores sobre su pronta separación se desataron. Y el día de ayer, Cristian Castro finalmente rompió el silencio y confirmó lo que todos ya sospechábamos.

“Obviamente que estoy consternado, estoy preocupado porque pue no es un chiste, no es un juego. Y bueno, ni modo. Realmente está marcada mi vida así, juego muy rápidamente por el matrimonio a veces, y por el amor, y de pronto no sale que nos podamos llevar bien. Esa es la verdad,” dijo el cantante mexicano en una entrevista.

“La versión oficial es que no nos conocemos bien, no nos dimos tiempo para conocernos bien, eso es la versión real y por eso pasaron cosas, malos entendidos y ni hablar. Hubo humores de ambos que no estaban tal vez previstos,” explicó Castro como el motivo de su distanciamiento con Carol.

Cristian además admitió que la abrupta separación ocurrió mientras aún se encontraban de luna de miel. “Sí fue en la luna de miel, por así decirlo, (terminamos) 28 días después de casarnos, así que realmente es una vergüenza, me avergüenza, sí, pero si así se va a presentar el destino y las cosas, pues yo cumplí, traté de estar bien y ella yo creo que también trató de estar bien, simplemente no se pudo”.

Esta fue la tercera boda de Castro. Antes de casarse con Carolina Urbán, el intérprete ya había contraído matrimonio en otras dos ocasiones: primero con la paraguaya Gabriela Bo, y luego con la argentina Valeria Liberman, con quien tuvo dos hijos.

El cantante actualmente se encuentra en Buenos Aires, Argentina, trabajando en su próxima producción musical.

“Que anda dura para siempre es una frase muy común, que suena muy diferente desde que te fuiste tú”, canta Cristian Castro. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

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