Tyago Cursino, un entrenador personal de Palmas (Brasil) de 32 años, tuvo una experiencia que desafió la idea de que los dispositivos tecnológicos pueden ser más perjudiciales que beneficiosos. El sábado 20 de julio, una alerta en su smartwatch le ayudó a identificar un paro cardíaco, permitiéndole buscar tratamiento médico a tiempo.
Según G1, la mañana del incidente, Tyago se despertó con síntomas preocupantes: corazón acelerado, palpitaciones y cansancio. Haciendo caso omiso de las señales, siguió con su jornada hasta que, exactamente a las 13.42 horas, recibió una notificación en su reloj: «Fibrilación auricular – 99 BPM». Esta alerta indicaba que su frecuencia cardiaca estaba fuera de los límites normales.
Según el fabricante del reloj, el dispositivo emite una alerta cuando la frecuencia cardíaca se mantiene por encima de 120 BPM o por debajo de 40 BPM durante más de diez minutos. En ese momento, Tyago también recibió un informe del electrocardiograma a través de la aplicación del reloj, que indicaba irregularidades cardíacas. Con formación en salud, decidió buscar la opinión de un cardiólogo.
«Como no creía realmente en la eficacia del reloj, pero sentía los síntomas, cogí el informe del electrocardiograma y se lo envié inmediatamente a un cardiólogo amigo. Fue entonces cuando me advirtió que acudiera inmediatamente a urgencias», contó.
Siguiendo su consejo, Tyago acudió al Hospital General de Palmas (HGP). Allí, los médicos confirmaron la fibrilación auricular y el inicio de un paro cardiaco. Para revertir la situación, se le sometió a un procedimiento de cardioversión eléctrica, en el que se le aplicó una descarga de desfibrilador para restablecer el ritmo cardíaco normal.
Sorprendido por la gravedad de la situación, el hombre mencionó que su rutina de ejercicios y su dieta sana no parecían justificar el problema. «No tengo ninguna enfermedad preexistente. No tomo bebidas energéticas ni pre-entrenamientos, pero como ese día consumí una salsa de comida natural, rica en sodio, vinagre, limón, perejil y cebolla roja, hubo una acción termogénica», dijo.
Tras el episodio, empezó a centrarse aún más en su salud y a investigar posibles causas genéticas de la dolencia, dada la aparición de problemas cardíacos en su familia.
«Volví a nacer, mi corazón volvió a latir con normalidad y poco después me dieron el alta. Si no hubiera sido por la eficacia del reloj digital, a través de la inteligencia artificial y la asistencia cardiológica inmediata y la movilización de todo el equipo sanitario del HGP, que fue ágil, no sé si estaría aquí para contar esta historia. Nunca pensé que este objeto me alertaría del riesgo que corría mi vida», afirmó.