Tras enfrentarse a un extraño tumor que le destruyó la mitad de la cara, Graeme Heward, de 62 años, recibió prótesis oculares y nasales impresas en 3D que transformaron su vida. Después de serle diagnosticado un agresivo cáncer nasosinusal, ahora utiliza su historia para inspirar a otros y recaudar fondos para la organización benéfica contra el cáncer, Maggie’s Manchester.

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Graeme, que vive en Lymm (Cheshire), vivió una auténtica pesadilla cuando en 2010 le diagnosticaron un raro tumor nasosinusal que le afectó profundamente a la cara. Al principio, pensó que los problemas oculares y la presión que sentía en los senos paranasales se debían a una simple obstrucción del conducto lagrimal. “Durante meses, pensé que mi ojo lloroso era un problema menor porque no estaba enfermo”, recuerda.

Sin embargo, la realidad resultó ser mucho más grave. El tumor, al que Graeme apodó ‘alien’, creció hasta alcanzar el tamaño de un huevo, lo que le obligó a someterse a unas 50 operaciones, así como a tratamientos de radioterapia y quimioterapia. Estas intervenciones le costaron el ojo derecho, y gran parte de su cara fue reconstruida con piel y músculo tomados de su muslo.

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En 2017, Graeme se sometió a un intento de reconstrucción nasal, pero acabó perdiendo la nariz. El cáncer se había extendido a su glándula parótida, causando daño a sus nervios faciales y dejando efectos similares a los de un derrame cerebral. Al año siguiente, recibió prótesis oculares y nasales impresas en 3D, que no sólo le devolvieron parte de la visión, sino también la confianza en sí mismo.

“Perder la mitad de mi cara fue horrible y extremadamente difícil de superar, pero como un ave fénix que resurge de sus cenizas, conseguí una prótesis facial que ha supuesto una enorme diferencia en mi vida”, declaró al Mirror.

Ahora se prepara para participar en el Gran Fondo, un desafío ciclista a beneficio de Maggie’s Manchester. Quiere inspirar a otros para que se unan a esta causa, que celebra la asociación de Maggie’s con los Campeonatos del Mundo de Ciclismo de la UCI. “Me dicen que soy una inspiración, pero lo único que he intentado hacer es vivir. Si puedo marcar la diferencia en la vida de una persona y animarla a seguir luchando, es un gran honor”, afirmó.

Padre de dos hijos, Graeme también compartió su viaje en un libro autobiográfico titulado Riding with the Alien, en el que relata los cuatro años que cambiaron su vida. Ahora planea escribir la segunda parte de su periplo oncológico, y promete donar los beneficios a Maggie’s.

El Dr. Robin Muir, director del Centro Maggie’s de Manchester, expresó su gratitud a Graeme y a todos los participantes en el Gran Fondo: “Estamos profundamente agradecidos a Graeme y a todos los que están trabajando tan duro en este increíble acontecimiento. Cada carrera es importante, ya que dependemos de las donaciones voluntarias para seguir ayudando al mayor número posible de personas que viven con cáncer”.