La historia de Poppy, una bebé que nació prematuramente pesando sólo 510 gramos, antes de completar 30 semanas de embarazo, ha conmovido a personas de todo el mundo. Su madre, Lauren Chloe, compartió en las redes sociales los retos a los que se enfrentó, desde el diagnóstico de restricción del crecimiento intrauterino hasta el delicado nacimiento de la pequeña, que requirió fuerza y coraje para sobrevivir.
Lauren contó que durante una ecografía rutinaria a las 20 semanas de gestación, los médicos se dieron cuenta de que Poppy tenía restricción del crecimiento debido a una complicación en el cordón umbilical, que limitaba el flujo sanguíneo al bebé. Este descubrimiento cambió por completo el curso del embarazo. “A las 26 semanas y 3 días, los médicos decidieron que lo mejor sería que estuviera ingresada en el hospital a tiempo completo para poder vigilarla a diario. Cada día aumentaba su tasa de supervivencia, así que el plan era mantenerla el mayor tiempo posible”, recordó.
A pesar de los esfuerzos por prolongar el embarazo, la situación empeoró. “Aquella noche, su frecuencia cardiaca no dejaba de bajar y nació de urgencia a las 23.24 horas”, cuenta Lauren, aún conmocionada por la traumática experiencia.
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El nacimiento de Poppy fue sólo el principio de una larga batalla. En sus primeros días de vida perdió peso, pero con el tiempo empezó a recuperarlo poco a poco. “Poppy perdió peso en la primera o segunda semana cuando nació, pero desde entonces ha ganado peso cada día. No siempre ha sido el mejor aumento de peso, pero va en la dirección correcta”, compartió, destacando el progreso que su hija ha estado haciendo.
El viaje de Poppy en la UCI Neonatal ha sido seguido de cerca por miles de personas en las redes sociales, y Lauren expresó su profunda gratitud por el apoyo recibido. “No tengo palabras para expresar lo agradecida que estoy por todo el apoyo, los mensajes y los comentarios que he recibido”, declaró.