La Dra. Becs Bradford, que dejó la escuela a los 15 años, alcanzó un hito en su vida al licenciarse en Medicina por la Universidad de Bristol a los 41 años. A pesar de su difícil carrera, siguió decidida a cumplir su sueño y seguir su vocación.

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Durante su infancia, Becs se enfrentó a desafíos. A los 12 años, su padre sufrió un accidente que le dejó paralítico, lo que supuso la pérdida del hogar familiar y su posterior traslado a un orfanato. Tras dejar la escuela, trabajó en varios campos, como azafata de vuelo, entrenadora personal y vendedora. Sin embargo, seguía deseando ser médico.

A los 35 años, decidió retomar sus estudios y compró los libros que necesitaba para aprender matemáticas y ciencias de bachillerato. Para ello, hizo un curso de premédico en el que pasaba seis horas diarias viajando de un lado a otro, además de mantener tres trabajos al mismo tiempo. “No sé si es que soy un poco ilusa, pero creo de verdad que si te lo propones de corazón, puedes hacer al cien por cien las locuras con las que siempre has soñado”, afirmó.

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Fue rechazada por todas las universidades a las que se presentó, hasta que recibió una oferta de la Universidad de Bristol. Incluso con la ayuda económica de la institución, siguió trabajando como monitora de gimnasia y auxiliar de enfermería, levantándose a las 4 de la mañana para estudiar y compaginar sus responsabilidades. “Tenía la certeza de que esto es lo que debía hacer con mi vida”, agregó.

Ahora que se ha licenciado, la Dra. Bradford utiliza sus experiencias personales para conectar mejor con sus pacientes e inspirar a otras personas con orígenes poco convencionales a luchar por sus objetivos. “Quiero ser un modelo para gente como yo. Quiero demostrarles que mereces la pena y que, vengas de donde vengas, se puede conseguir”, concluyó.