Una niña de dos años, diagnosticada al nacer con síndrome de Down y cardiopatía congénita, empezó a caminar tras un intenso trabajo de estimulación con una cuidadora en Urupês, São Paulo (Brasil). Antes, era incapaz de estabilizar el torso para sentarse.
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Además de las complicaciones de salud, Bárbara Martins Ferreira fue sometida a una compleja operación de corazón en sus primeros meses de vida. Como consecuencia, los médicos esperaban que la niña empezara a andar después de los cuatro años, incluso con terapias. El cambio se produjo cuando Bárbara ingresó en una guardería inclusiva.
Con el apoyo de su cuidadora, Ivone Sassi, de 37 años, la niña ahora camina y juega de pie con otros niños.
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“Los médicos dijeron que no caminaría hasta los tres o cuatro años. Lloré de alegría cuando la vi dar sus primeros pasos”, contó su madre, Elisa Martins.
Ivone ayuda a Bárbara con tareas básicas y desarrolla actividades lúdicas que estimulan su confianza y autonomía.
“Este mes nos sorprendió dando sus primeros pasos. Me puse muy contenta”, dijo Ivone.
A pesar del derecho garantizado por la Ley de Inclusión brasileña, muchas familias siguen teniendo dificultades para acceder a la atención especializada.
Elisa expresa su gratitud por poder obtener atención especializada sin tener que acudir a los tribunales. “La estimulación es crucial para su desarrollo. Cada día veo nuevos progresos. Su tratamiento lo es todo, y sólo puede mejorar cada día”, celebró su madre.