La leucemia linfoblástica aguda es un cáncer pediátrico raro y agresivo. En 2019, a Alec le diagnosticaron la enfermedad, y cuatro años después, su hermano gemelo, Aden, recibió el mismo diagnóstico. Los niños viven con su madre en Estados Unidos.

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La primera señal de un problema con la salud de Alec llegó repentinamente en octubre de 2019, tras una presunta infección por estreptococo tipo A. Una semana después, empeoró y tenía dificultades para respirar. “Cuando me dijo ‘mamá, me duele mucho’, supe que algo iba mal”, contó su madre, Rhea Scott, al Daily Mail.

Los escáneres revelaron una gran masa en el pecho de Alec, que le oprimía la tráquea, y un recuento de glóbulos blancos extremadamente alto, indicativo de leucemia. Empezó un tratamiento de dos años y medio, sometiéndose a quimioterapia intensa.

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Preocupada, Rhea preguntó a los médicos sobre el riesgo de que Aden desarrollara la enfermedad, pero le dijeron que era poco probable. Sin embargo, en 2023, Aden sufrió un traumatismo craneal durante un entrenamiento de fútbol, seguido de una rápida inflamación de los ganglios linfáticos. Tras unas pruebas, se confirmó el diagnóstico de leucemia.

“Aden se enfrentaba a una forma aún más agresiva de la enfermedad, con complicaciones como pancreatitis y hemorragias cerebrales”, explicó Rhea. Aunque el tratamiento de Alec fue difícil, el de Aden fue aún más intenso debido a su edad y a que era consciente de la gravedad de la situación.

El apoyo entre los hermanos ha sido fundamental. “Lo mejor de ser gemelos es que siempre nos apoyamos mutuamente”, dijo Alec, de 11 años. Aden, que se enfrentará a dos años más de quimioterapia, ha encontrado esperanza al ver sobrevivir a su hermano. “Viendo que Alec sobrevive, sé que yo también voy a estar bien”, finalizó Aden.