Dos de las víctimas del naufragio del yate de lujo Bayesian, ocurrido el 19 de agosto en el puerto de Porticello, en Palermo (Italia), murieron asfixiadas al quedarse sin oxígeno en sus camarotes.

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En total, siete personas perdieron la vida en el siniestro, entre ellas el multimillonario Mike Lynch y su hija, Hannah Lynch.

Según el diario británico The Guardian, Chris Morvillo, abogado, y su esposa, Neda, no tenían agua en los pulmones, la tráquea o el estómago, lo que sugiere una muerte por ‘confinamiento’ y no por ahogamiento. Esta hipótesis confirma la teoría de los bomberos y los guardacostas de que los pasajeros atrapados en los camarotes intentaron respirar el oxígeno de la burbuja de aire que se formó cuando el barco empezó a hundirse.

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Aunque estas pruebas apuntan a la asfixia, la investigación continúa y será necesario realizar exámenes histológicos de las muestras tomadas de los cadáveres para confirmar la causa exacta de la muerte.

James Cutfield, capitán del superyate Bayesian, está siendo investigado por homicidio culposo -caracterizado por la falta de intención de matar o de asumir el riesgo de causar la muerte- y naufragio. Los fiscales italianos están analizando si el capitán y la tripulación tomaron todas las precauciones necesarias para evitar el accidente.

Los investigadores sospechan que la tripulación pudo subestimar la gravedad de la tormenta y dejar abierta una escotilla, lo que, combinado con el fuerte oleaje, pudo hacer que el agua entrara rápidamente en el barco, provocando su hundimiento.