Jordan Brielle, de 32 años, cambió los cigarrillos por el vapeo en 2021 y pronto desarrolló una fuerte adicción. Residente en Cincinnati (Ohio), gastaba unos 450 euros a la semana en cigarrillos electrónicos y utilizaba el dispositivo constantemente, incluso en la ducha.
“Era completamente dependiente”, dijo Jordan a The Sun. “Lo hacía tanto que me llevaba el dispositivo a la ducha y dormía con él. El uso era excesivo”.
En noviembre del año pasado, Jordan empezó a tener problemas respiratorios, pero siguió usando el vapeador. Sus síntomas empeoraron con el tiempo, llevándola varias veces al hospital.
En mayo la encontraron inconsciente, con los pulmones colapsados y dos litros de líquido drenando de sus pulmones, y pasó 11 días en coma.
“Al principio parecía una infección respiratoria o una bronquitis, así que seguí yendo al hospital. Tenía una tos horrible e iba al hospital dos o tres veces por semana. Casi no tenía voz y aun así me mandaron a casa. Nunca me había sentido tan mal”, dijo.
Con el tiempo, los síntomas empeoraron. “Mi cuerpo empezó a hincharse desde los tobillos hasta las rodillas. Seguí yendo al hospital, pero mi estado empeoraba progresivamente. Mi piel empezó a volverse gris, no podía concentrarme y estaba muy desorientada. Cada paso me dolía. Nadie sabía qué me pasaba. Sentía que me moría”.
“Me dijo que jadeaba y no podía respirar. Tenía el pulso débil e intentó reanimarme. Llamó al 911 cuando se dio cuenta de que no funcionaba”, contó la mujer.
Los médicos informaron a la familia de que su pulmón izquierdo se había colapsado por completo y el derecho parcialmente. Le drenaron dos litros de ‘jugo de vapor’ de los pulmones antes de inducirle un coma durante 11 días.
“Mi cuerpo intentaba expulsar el líquido de vapor de mis pulmones, que estaban duros como el hormigón. El líquido era negro y sanguinolento”, reconoció Jordan. “Los médicos dijeron que mis pulmones estaban gravemente dañados por el humo y el vapeo. Sentía como si un globo hubiera estallado dentro de mí”.
Jordan también sufrió una lesión cerebral leve debido a la falta de oxígeno. “Los médicos me salvaron la vida. Me dijeron que si hubiera esperado más, probablemente no estaría aquí. Desde entonces no he vuelto a tocar un vape”.
Jordan advierte ahora de los riesgos del vapeo y anima a la gente a abandonar el hábito por el bien de la salud y de la vida.
“Déjalo por el bien de tu salud, de tu familia, de tu vida, de tus pulmones: utiliza cualquier razón que te impulse a dejarlo. No le desearía a nadie lo que he pasado. Estoy agradecida de estar viva”, advirtió.