En 1963, el zoo del Bronx, en Nueva York, sorprendió a sus visitantes con la exposición ‘El animal más peligroso del mundo’. Conocido como uno de los zoológicos más emblemáticos de la ciudad, el lugar puso en marcha esta intrigante exposición que rápidamente captó la atención de los medios de comunicación y del público. Al llegar a la exposición, los visitantes eran dirigidos a una jaula aparentemente ordinaria. Sin embargo, en lugar de encontrar un animal feroz, se enfrentaban a un espejo.

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Además del espejo, la exposición incluía un texto que advertía de los peligros que los humanos representan para la vida en la Tierra. La instalación generó fascinación y polémica porque estaba pensada para provocar la reflexión sobre la naturaleza humana y nuestro impacto en el planeta. La idea es clara: el verdadero peligro a menudo no reside en las bestias salvajes, sino en las acciones y decisiones de los propios seres humanos.

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El éxito y la polémica de la exposición del zoo del Bronx llevaron a su reposición en 1968 en el zoo de Brookfield, en Chicago. Al igual que la primera vez, pretendía provocar una profunda reflexión sobre cómo los seres humanos pueden ser los mayores depredadores y amenazas para el propio planeta.