Hoy en día, la exploración y el conocimiento de nuestro planeta no se limitan a expediciones científicas a terrenos inexplorados. A veces, los mayores descubrimientos pueden surgir de un simple paseo virtual por Google Maps. Así es como el montañero Joël Lapointe dio con una imagen que ha intrigado a los científicos.
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Mientras organizaba otra de sus aventuras y realizaba una búsqueda preliminar del lugar en Google Maps, Lapointe se topó con una estampa poco común: un monstruoso agujero situado en la región de Côte-Nord, en Quebec (Canadá). Intrigado, decidió investigar esta estructura inusual, lo que le llevó a ponerse en contacto con el geofísico Pierre Rochette, del Centro de Investigación en Geociencias Medioambientales (CEREGE) de Francia.
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Supuesto cráter de impacto
Rochette quedó impresionado por el descubrimiento y reunió a un equipo de científicos para analizar la imagen. “Si nos fijamos en la topografía, sugiere claramente un impacto”, afirmó el científico. El grupo examinó la zona más de cerca y planteó la hipótesis de que el anillo de pequeñas montañas que rodea el lago podría haber sido clasificado erróneamente en el pasado.
Los investigadores observaron que la zona no muestra signos de anomalías gravitacionales, que indicarían variaciones en la gravedad. Sin embargo, los datos disponibles no son lo bastante precisos para detectar anomalías de menos de 15 kilómetros de diámetro. Ello exige nuevas investigaciones sobre el terreno.
Los indicios, sin embargo, son prometedores. El equipo analizó muestras recogidas en el yacimiento y halló silicatos, magnetita en abundancia, sulfuros y circones. Estos elementos son indicios de roca fundida por impacto. Basándose en los niveles de erosión, estiman que el impacto pudo producirse hace entre 450 y 38 millones de años.
Gracias al buen ojo de Lapointe, el yacimiento se perfila como firme candidato a ser la undécima estructura de impacto confirmada en Quebec.
Según la NASA, un cráter de impacto se forma cuando un meteorito golpea la superficie de un planeta a miles de kilómetros por hora, creando ondas de choque que funden y recristalizan la roca.
Las próximas exploraciones en la zona ya están programadas para 2025. Esperan llegar a una conclusión definitiva sobre este fascinante descubrimiento. Mientras tanto, la imagen de Google Maps sigue intrigando a científicos y amantes del misterio, demostrando que incluso la tecnología moderna puede revelar secretos ocultos bajo la superficie de la Tierra.