En 2016, el Parque Nacional de Yellowstone, conocido por su belleza salvaje, se convirtió en el escenario de una trágica historia. Colin Nathaniel Scott, un joven de 23 años, visitaba el parque con su hermana. Buscaban aventura y nuevas experiencias. Así que se desviaron de los senderos autorizados, atraídos por su curiosidad por las vibrantes aguas termales. Por desgracia, esta decisión tuvo consecuencias devastadoras.
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Al agacharse para comprobar la temperatura de uno de los manantiales, Colin resbaló y cayó en una piscina natural de agua extremadamente caliente y ácida. Lo que parecía un momento de exploración inocente se convirtió rápidamente en una trágica historia. El agua, rica en ácido sulfúrico, le quemó la piel y empezó a disolver su cuerpo en un proceso casi surrealista.
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Los equipos de rescate, alarmados por el accidente, acudieron rápidamente al lugar. Sin embargo, una tormenta con relámpagos dificultó cualquier operación de rescate. Al día siguiente, el cuerpo de Colin ya no estaba allí. Como señaló el guardabosques Lorant Verness: “En muy poco tiempo, hubo mucha disolución”. La fuerza corrosiva de la naturaleza actuó rápidamente, haciendo imposible su recuperación.
Según la CNN, la hermana de Colin, que estaba grabando el momento, conservó las imágenes de aquella fatídica tarde. Sin embargo, el parque decidió no divulgar el contenido, preservando la intimidad y el dolor de la familia.