El megalodón, uno de los mayores depredadores que han existido, desapareció hace unos dos millones de años. Habitaba en aguas cálidas y poco profundas en diversas partes del mundo y era una especie cosmopolita. Se calcula que esta colosal criatura vivió entre el Mioceno medio y la transición del Plioceno al Pleistoceno.

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Con unas 60 toneladas de peso y hasta 18 metros de longitud, el megalodón era un depredador impresionante. Sus dientes aserrados, que podían alcanzar los 15 cm de altura, eran poderosas herramientas para cazar a sus presas. Estos tiburones gigantes dominaban los océanos con una fuerza brutal y una velocidad sorprendente para su tamaño.

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El principal alimento del megalodón eran los cetáceos, incluidas las ballenas y los delfines. Fósiles de ballenas con marcas de mordeduras que coinciden con los dientes del tiburón confirman esta dieta carnívora. Según los científicos, este depredador necesitaba consumir el equivalente a diez hombres cada día para mantener sus actividades.

A pesar de su extinción, el megalodón sigue fascinando a científicos y aficionados. La investigación sobre esta especie ofrece una ventana a los antiguos ecosistemas marinos y a los retos a los que se enfrentaban estas gigantescas criaturas en su lucha por la supervivencia.