En la década de 1980, muchas personas creían que el ácido estomacal eliminaba cualquier bacteria ingerida. En aquella época, lavar bien los alimentos no era una práctica habitual, lo que aumentaba la incidencia de úlceras gástricas, reflujo, gastritis y otros problemas estomacales. Sin embargo, el médico australiano Barry Marshall no estaba de acuerdo con esta opinión predominante y sostenía que las bacterias, y no el ácido, eran la verdadera causa de estas afecciones.

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El arriesgado experimento

Para demostrar su teoría, Barry Marshall decidió llevar a cabo un arriesgado experimento. En 1984, ingirió la bacteria Helicobacter pylori, convencido de que era la responsable de las úlceras gástricas y no el ácido estomacal. Como resultado, desarrolló rápidamente una gastritis y después una úlcera. Este resultado no sólo validó su hipótesis, sino que también le hizo buscar un tratamiento adecuado para curar la úlcera.

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Revolución en el tratamiento y el reconocimiento

Tras tratar la infección con antibióticos, Marshall demostró que la úlcera se había curado, probando definitivamente la relación entre la bacteria y la enfermedad. Este experimento transformó el tratamiento de las úlceras y las enfermedades gástricas, que ahora se trataban con antibióticos en lugar de sólo con fármacos para reducir la acidez. En reconocimiento a su descubrimiento, Barry Marshall recibió el Premio Nobel de Medicina en 2005.