El cáncer de vulva es un tipo de tumor poco frecuente que afecta a los labios vaginales. Su progresión suele ser silenciosa, sin síntomas evidentes, pero el picor persistente puede ser una importante señal de alarma.
Jo Shaw Pyke, residente en Inglaterra, empezó a experimentar un picor incesante alrededor de sus genitales en 2022. Además de las molestias, refirió un dolor agudo, comparando la sensación con ‘orinar cuchillas de afeitar’.
A lo largo de 18 meses, los médicos atribuyeron sus síntomas a la menopausia y a infecciones urinarias, y le recetaron seis ciclos de antibióticos. Durante este periodo, Jo ya se había sometido a una histerectomía en 2020 tras luchar contra un cáncer de cuello de útero, pero las nuevas pruebas no mostraron ninguna anomalía.
“Seguí yendo al médico, pero todavía estábamos en plena pandemia y a todo el mundo le dijeron que se quedara en casa”, explicó Jo al Daily Mail. “Yo seguía insistiendo, pero los médicos seguían diciendo: ‘es la menopausia, todo es la menopausia’”.
No fue hasta diciembre de 2023, durante una nueva consulta, cuando se detectó un bulto en la vulva de Jo, que fue derivada inmediatamente a un ginecólogo para que la sometiera a más exámenes.
La noche anterior a su cita, Jo tuvo una experiencia reveladora. “Salí de la ducha y, mientras me secaba, sentí como si me recorriera una carga eléctrica. Algo me hizo coger un espejo y me asusté mucho. Corrí hacia mi marido y le pregunté: ‘¿Qué tengo en la vulva?”.
Tras unas pruebas, a Jo le diagnosticaron melanoma de la mucosa vulvar, un tipo de cáncer raro y agresivo que ya estaba en fase avanzada, con un tumor de 8 cm -del tamaño de una pelota de tenis- y metástasis en los ganglios linfáticos. “Los médicos extirparon el tumor, que estaba parcialmente negro y completamente desfigurado”, recordó Jo.
La operación tuvo lugar en enero de 2024, pero a pesar de la exitosa extirpación, las complicaciones postoperatorias fueron graves. “Me cosieron de arriba abajo, pero los puntos de la parte inferior se abrieron y no hubo forma de volver a coserlos. Acabé cogiendo una infección dos veces”, explicó.
Por desgracia, en junio, una biopsia reveló que el cáncer había reaparecido, y el tratamiento de Jo es ahora paliativo, con inmunoterapia como única opción disponible. “En el melanoma mucoso no hay síntomas significativos ni efectos secundarios visibles. Recibo un tratamiento paliativo”, añadió Jo.
En agosto, los amigos de Jo crearon una campaña en GoFundMe para ayudar a financiar un tratamiento experimental no disponible en el Reino Unido. Jo mantiene la esperanza de superar la enfermedad y ya se ha marcado un objetivo para el futuro: “Si tengo la suerte de ganar esta batalla, mi objetivo será seguir apoyando a los enfermos de cáncer, dirigir mi grupo de apoyo para quienes padecen tumores incurables y ser defensora de quienes inician su camino contra el melanoma de mucosas”.
La historia de Jo Shaw Pyke pone de relieve la importancia de prestar atención a las señales del cuerpo y buscar con perseverancia diagnósticos precisos, sobre todo ante síntomas inusuales que pueden ignorarse.