A los 11 años, Lisa Reed perdió la vista debido a un tumor cerebral que presionaba el nervio que conecta el ojo con el cerebro. Tras varios tratamientos, su ceguera se hizo permanente. Durante 13 años vivió sin ver, dependiendo de un perro guía y un bastón para mantener su rutina diaria.
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Un accidente que lo cambió todo
Una noche, antes de irse a dormir, Lisa se agachó para dar un beso a su perro, que estaba debajo de una mesa. Cuando se levantó, se dio un fuerte golpe en la cabeza, pero no le dio mucha importancia. A la mañana siguiente, sin embargo, se despertó y sorprendentemente recuperó la vista.
Semana de la Ceguera y apoyo a la Fundación
Durante la Semana de la Ceguera, celebrada del 29 de octubre al 3 de noviembre, la Fundación Neozelandesa para los Ciegos, que ha ayudado a Lisa durante años, dio a conocer su historia para recaudar fondos. Con su increíble recuperación, Lisa pretende ahora sensibilizar a la opinión pública sobre el apoyo esencial que necesitan las personas ciegas, al tiempo que celebra el milagro que transformó su vida.