Seguro que te ha pasado alguna vez: estás en clase o en el autobús y, de repente, tienes esa extraña sensación de que alguien te está mirando. Te das la vuelta y descubres que no te has equivocado, realmente alguien te está mirando.
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Este fenómeno se conoce como escopaestesia y ha despertado mucha curiosidad en la neurociencia.
Y aunque hay factores neurobiológicos y psicológicos que pueden estar implicados, no hay pruebas científicas sólidas de que realmente tengamos una capacidad especial para percibir las miradas.
El debate científico
Rupert Sheldrake, investigador británico, realizó varios experimentos para comprobar si realmente podemos sentir que nos observan. En sus estudios, las personas parecían acertar más de lo esperado a la hora de adivinar si alguien les estaba mirando, lo que le llevó a pensar que esta capacidad podría tener algo de especial.
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Pero otros científicos, como David Marks y John Colwell, no están de acuerdo. Creen que los resultados de Sheldrake pueden deberse a errores en la organización de sus experimentos.
En concreto, Marks y Colwell descubrieron que ciertos patrones se repetían en las pruebas: los participantes podrían haber aprendido estos patrones, y adivinaban más fácilmente cuando se les preguntaba si estaban siendo observados.
El cerebro está siempre alerta
En cualquier caso, uno de los factores que podrían explicar esta sensación es que estamos diseñados para estar siempre alerta, incluso cuando no prestamos atención conscientemente.
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Este sistema de alerta, llamado atención exógena, es la capacidad del cerebro para reaccionar automáticamente ante estímulos repentinos o cambios en nuestro entorno.
Con su ayuda, detectamos lo que ocurre a nuestro alrededor, como movimientos inesperados o cambios de luz.
La atención exógena ha sido crucial para la supervivencia de nuestra especie. Imagina que eres un ser humano primitivo en medio de un bosque. Si no fueras capaz de detectar rápidamente la mirada de un depredador o de otro ser humano, podrías estar en peligro.
Aunque hoy en día no tenemos que preocuparnos tanto por los depredadores, seguimos siendo muy buenos captando pequeñas señales del entorno, como el movimiento de los ojos de otra persona. Aunque no nos demos cuenta conscientemente, estas señales pueden hacer que nuestro cerebro active la sensación de que nos están observando.
El papel de la visión
La visión periférica -es decir, lo que vemos fuera del centro de nuestro campo visual, como objetos o movimientos que aparecen en los bordes de nuestra vista- es otro factor que podría explicar este curioso fenómeno que es la escopestesia.
Aunque no es tan clara como la visión central, es excelente para detectar movimientos y cambios en el entorno, lo que significa que nuestro subconsciente puede detectar que alguien nos está observando.
En otras palabras, si alguien a nuestro alrededor mueve los ojos o gira la cabeza para mirarnos, nuestra visión periférica puede captar este pequeño movimiento, aunque no seamos plenamente conscientes de ello. Y, a su vez, esto puede hacer que nuestro cerebro nos avise de que alguien nos está observando.
Neuronas espejo
El cerebro humano también tiene una increíble capacidad para comprender las acciones y emociones de otras personas.
Esto es posible gracias a los circuitos cerebrales de las neuronas espejo, que se activan cuando realizamos una acción o vemos a otra persona hacer lo mismo y, sin hablar con ella, entendemos lo que está haciendo.
Estas neuronas están muy implicadas en la empatía y la interpretación de las intenciones de los demás.
Es posible que, en determinadas situaciones sociales, las neuronas espejo nos ayuden a detectar si alguien nos está mirando, ya que sirven para intuir o entender las intenciones de otras personas de forma casi automática.
Así, cuando alguien nos mira fijamente, nuestro cerebro puede estar procesando esta información, aunque no seamos conscientes de ello.
Somos el ombligo del mundo
A veces pensamos que todo el mundo está pendiente de lo que hacemos y de si lo hacemos bien o mal. O somos tan egocéntricos que nos consideramos el ombligo del mundo. Este fenómeno se conoce como efecto foco.
Cuando nos encontramos en situaciones nuevas o incómodas, tendemos a pensar que los demás se fijan en nosotros más de lo que realmente lo hacen.
Por ejemplo, si llegas tarde a clase, es probable que sientas que todo el mundo te está mirando, aunque la mayoría de tus compañeros ni siquiera se hayan dado cuenta de tu llegada.
¿La mente nos juega malas pasadas?
Otra posible explicación psicológica es el sesgo de confirmación. Este fenómeno se produce cuando buscamos, interpretamos o recordamos información que confirma lo que ya creemos. En otras palabras, tendemos a creer lo que queremos creer.
Si crees que alguien te está observando, es probable que prestes más atención a cualquier pequeño movimiento o gesto que lo confirme.
Es más, si alguna vez has tenido la experiencia de sentir que la atención de alguien estaba puesta en ti y luego has descubierto que tenías razón, es posible que hayas condicionado tu cerebro a tener la misma sensación en situaciones similares.
Y es en este punto donde nuestra mente nos juega malas pasadas, haciéndonos sentir que nos observan, cuando en realidad no es así.
La paranoia es más grave
En casos más extremos, la sensación de ser observado puede estar relacionada con una paranoia leve, especialmente en quienes sufren ansiedad o se sienten inseguros en situaciones sociales.
Estas personas pueden interpretar cualquier pequeño gesto como una señal de que están siendo juzgadas o vigiladas, lo que refuerza la sensación de ser observadas.
Pero no te preocupes, sentir que alguien te observa no significa necesariamente que estés paranoico.
Como hemos explicado antes, la escopaestesia es una experiencia común y, en la mayoría de los casos, ocurre simplemente porque nuestro cerebro está haciendo su trabajo de mantenernos alerta.