La Unión Europea está cada vez más convencida de que Rusia está produciendo drones letales en China para apoyar la invasión de Ucrania, lo que plantea nuevas preguntas sobre hasta qué punto Pekín está dispuesto a arriesgar para mantener la asociación sin restricciones con Moscú.
Estas preocupaciones se centran en un programa secreto de armamento que Rusia habría establecido en la región autónoma china de Xinjiang y que fue revelado por primera vez por la agencia de noticias Reuters en una investigación exclusiva publicada en septiembre.
El reportaje de Reuters describía cómo una filial de Almaz-Antey, empresa armamentística estatal rusa sujeta a sanciones de la UE y Estados Unidos, había ‘desarrollado y probado en vuelo’ un nuevo modelo de avión no tripulado de largo alcance con la ayuda de expertos locales. (La agencia no pudo determinar la identidad de los especialistas, pero ha visto documentos que confirman el traslado de drones fabricados en China a la ciudad rusa de Izhevsk).
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El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), brazo diplomático del bloque, también ha recibido pruebas de fuentes de inteligencia que demuestran que Rusia ha instalado una fábrica en suelo chino para ensamblar drones que podrían utilizarse para atacar Ucrania.
Al parecer, los aviones no tripulados se han diseñado con fines de ataque y no de reconocimiento.
Sin embargo, el SEAE aún debe confirmar tres datos cruciales: si la fábrica está produciendo drones letales, si estos drones ya han sido enviados a Rusia y si Pekín está al corriente del programa armamentístico de Moscú.
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El SEAE y Pekín están manteniendo conversaciones para aclarar la situación.
“No tenemos más que eso. No tenemos pruebas claras de lo que está ocurriendo”, declaró el viernes un alto funcionario de la UE bajo condición de anonimato.
“Es difícil creer que esto esté ocurriendo sin el conocimiento o el total desconocimiento de las autoridades (chinas)”.
Diplomáticos en Bruselas calificaron las pruebas de convincentes y advirtieron de que, de confirmarse, el suministro de drones por parte de China a Rusia supondría una escalada de consecuencias imprevisibles para la guerra.
Hasta ahora, la UE ha acusado a Pekín de suministrar a Moscú productos de doble uso y tecnología avanzada que pueden utilizarse con fines militares. Como consecuencia, el bloque ha impuesto sanciones a varias empresas de Hong Kong y China continental. Las sanciones, sin embargo, nunca se refirieron al suministro directo de armas completas.
Pekín ha negado cualquier implicación en la invasión e insiste en mantener una posición equidistante, que Occidente interpreta en gran medida como prorrusa.
Sin la ayuda encubierta de China, afirma un diplomático, “Rusia no habría podido librar esta guerra”.
“Debería haber consecuencias”, añade el diplomático, señalando que las sospechas que están sobre la mesa son “muy serias” y merecen más explicaciones.
La oscuridad que rodea al programa de armamento ruso en China hace difícil predecir qué tipo de sanciones podría imponer la UE. “Lo que tenemos en este momento no es tan sólido como para permitirnos actuar en consecuencia”, advirtióel alto funcionario de la UE.
Rusia utilizó drones letales a gran escala en la invasión para destruir la infraestructura eléctrica y los edificios civiles de Ucrania, matando a cientos de personas por el camino.
Estos acontecimientos llegan en un momento crítico para el país, con las fuerzas rusas logrando importantes avances sobre el terreno y las tropas norcoreanas uniéndose a la lucha en la región de Kursk. También coincide con la elección de Donald Trump como presidente de EEUU, que ha prometido revisar la ayuda militar a Ucrania y alcanzar un acuerdo para poner fin a la guerra en 24 horas.
Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE tienen previsto debatir la cuestión de los drones de fabricación china en una reunión que se celebrará el lunes en Bruselas.