La estadounidense Marisa Christie, de 30 años, vivió una experiencia extraordinaria y aterradora cuando dio a luz a trillizas estando clínicamente muerta. Residente en Tomball (Texas), Marisa sufrió una parada cardiaca durante una cesárea el 21 de agosto, y no recuerda el nacimiento de sus hijas.
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La emergencia se produjo tras extraer a los bebés, cuando el médico separó la placenta del útero, desencadenando una embolia de líquido amniótico, una complicación rara y a menudo mortal. Marisa dejó de respirar y sufrió una grave hemorragia.
Según el anestesista que la atendió, “Marisa perdió prácticamente todo su volumen sanguíneo. La repusimos por completo, pero durante 45 minutos estuvo clínicamente muerta”.
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Los médicos realizaron maniobras de reanimación, transfusiones de sangre y utilizaron una máquina ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea) para mantener sus órganos en funcionamiento. Tras una semana sedada en la UCI, a Marisa le retiraron los sedantes y se despertó confusa, sin saber que ya había dado a luz.
Durante su hospitalización, el equipo médico colocó a las trillizas sobre el pecho de su madre para crear un vínculo, pero Marisa, aún inconsciente, creía que esos momentos eran sólo sueños. “Cuando me desperté, estaba aterrorizada. ¿Cómo podía no recordar que había tenido a mis bebés?”, declaró al programa Today de la NBC.
La conexión con sus hijas, que tenían más de una semana cuando Marisa por fin las conoció, tardó algún tiempo en establecerse. “Sentía que no eran reales, que no eran mías. Me costó, pero ahora somos inseparables”, afirmó.
Marisa y las trillizas, ahora sanos, se consideran un milagro médico, dado el riesgo extremo y la gravedad de la situación a la que se enfrentaban.