Josenildo da Silva Marreira, que desapareció a los 11 años en 1987 mientras vendía chucherías en la estación de autobuses de Rio Branco, Acre (Brasil), ha vuelto a encontrar a su madre biológica después de 27 años. Secuestrado por una mujer que prometió llevarlo ante los asesinos de su padre, el niño fue vendido a una familia de Florianópolis y vivió situaciones de vulnerabilidad antes de rehacer su vida.
La madre, Iraci Feitosa da Silva, nunca renunció a encontrar a su hijo, a pesar de enfrentarse a décadas de incertidumbre y depresión. “Mi corazón me decía que no me rindiera, porque mi hijo estaba vivo en algún lugar de este mundo”, recordó Iraci. El reencuentro fue posible después de que Josenildo, ahora con otro nombre y viviendo en el interior de Acre, decidiera buscar a su familia biológica.
Josenildo fue secuestrado mientras trabajaba para ayudar a mantener a su familia tras el asesinato de su padre, un policía militar muerto en 1983. Fue incluido en una trama de tráfico de menores y, en Florianópolis, vivió con una familia que lo registró con el nombre de Francisco Araújo Tigre.
En la calle, tras huir de su familia adoptiva, Josenildo recorrió varias ciudades del país, enfrentándose a la violencia y sobreviviendo con la ayuda de camioneros. Más tarde fue acogido por otra familia en el interior de Acre, donde se estableció y rehizo su vida.
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Iraci se enfrentó a una larga búsqueda de su hijo, que incluyó informes policiales y llamamientos en los medios de comunicación locales. “Todo el mundo me decía que aceptara la realidad y siguiera adelante. Pero yo no me rendía”, dijo. En los años 90, con la emisión de una telenovela que trataba sobre desapariciones, renovó sus esperanzas, pero no pudo avanzar en la búsqueda.
En 2014, Josenildo decidió buscar a su familia biológica. Tras soñar con su madre biológica y su madre adoptiva, se trasladó a Rio Branco e inició la búsqueda en la estación de autobuses donde fue secuestrado. Cuando visitó el barrio donde creció, acabó siendo reconocido por una tía, que lo llevó a conocer a Iraci.
En el reencuentro, Iraci confirmó que Josenildo era su hijo. “Es imposible describir esta emoción. Estoy feliz, pero también tengo la extraña sensación de haber estado tanto tiempo lejos de él”, dijo la madre.
Josenildo legalizó su situación jurídica, combinando ambos nombres y las historias de ambas familias. Ahora es oficialmente Francisco Josenildo da Silva Marreira Tigre. “Lo que lo hace más fácil es que todo el mundo me llama Neguinho. Así que tener este montón de nombres no cambia nada”, concluyó.