Liam Rudd, mecánico de 30 años, sufrió un derrame cerebral mientras se duchaba en su casa de Gold Coast (Australia) el 11 de noviembre. Su pareja, Stella Slinger Thompson, de 28 años, lo encontró inmóvil y llamó inmediatamente a una ambulancia.

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Los médicos confirmaron que el ictus estaba causado por coágulos sanguíneos en el cerebro y realizaron dos operaciones de urgencia, entre ellas la apertura del cráneo para aliviar la presión cerebral. Rudd está actualmente parapléjico y se enfrenta a un largo periodo de rehabilitación.

“No sabemos qué va a pasar. Podría estar en una silla de ruedas para siempre. Vivimos en la incertidumbre e intentamos ser positivos”, afirmó Stella.

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Los expertos creen que el derrame puede estar relacionado con un fibroelastoma, un tumor benigno en el corazón que puede generar coágulos sanguíneos. Rudd está siendo controlado diariamente en el hospital, pero sus gastos de rehabilitación no están cubiertos por el sistema sanitario australiano al no ser ciudadano del país.

Para financiar su tratamiento y hacer posible su regreso al Reino Unido, donde podría recibir atención del NHS, Stella puso en marcha una campaña de recaudación de fondos en Internet. “Recaudamos 12.000 libras en 12 horas. Fue conmovedor ver tanto apoyo”, dijo.

Casos como el de Rudd son cada vez más frecuentes entre los jóvenes. Las cifras del NHS muestran que el número de ictus en hombres menores de 39 años ha aumentado un 24% en los últimos 20 años.

El ictus está causado por la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, normalmente debido a coágulos o a la rotura de vasos sanguíneos. Se trata de una de las principales causas de muerte en el Reino Unido, con más de 100.000 casos registrados cada año.