Kelly Green, una mujer de 34 años de Eastbourne (Inglaterra), decidió mudarse a Tristán de Acuña, un grupo de islas del océano Atlántico Sur, tras pasar allí más de seis semanas en 2012 para visitar a su familia. Acabó enamorándose de un residente local.
La madre de dos hijos, que viajaba con frecuencia por el mundo gracias a su padre diplomático, oyó hablar por primera vez de la isla en 2010. Mientras viajaba a Escocia, Kelly descubrió que había una vacante para un asentamiento en la pequeña isla, que cuenta con 236 habitantes.
La mujer no esperaba enamorarse cuando fue a visitar a su familia. “Cuando llegué, un hombre de la isla vino a ayudarme con mi equipaje. Se llamaba Shane, y acabé reencontrándome con él más tarde en el único pub de la isla”, contó a Business Insider.
Tras regresar a casa, Kelly y Shane mantuvieron el contacto y, después de dos años juntos, ella decidió dejar su trabajo de azafata en EasyJet para irse a vivir con él. “Quería vivir en Tristan de Acuña. Me ayudó que no fuera completamente anormal coger las cosas y mudarme a otro sitio, porque lo he hecho toda mi vida”, explicó.
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En 2013, Kelly se trasladó definitivamente a la isla y se convirtió en responsable de turismo. Tiene una hija de 10 años y un hijo de tres con Shane, que prefiere criarlos en Tristán de Acuña. “Jamás se me ocurriría dejar a un niño vagar solo por Inglaterra. Pero aquí no tengo de qué preocuparme”, afirmó.
En la isla, cuenta la ex azafata, no hay restaurantes, pero sí una oficina de correos, una escuela, un centro turístico, un hospital, un banco, una cafetería y un pub. Aunque es un lugar pequeño, cree que la tierra es autosuficiente y admira el modo en que la comunidad se cuida constantemente los unos a los otros.