En una acción dramática y fuertemente armados, los agentes federales de inmigración llevaron a cabo una auténtica cacería de criminales en Nueva York en la madrugada del pasado lunes 28 de enero. Más de 30 asesinos, secuestradores y narcotraficantes fueron detenidos en las primeras operaciones de deportación, enviando una clara señal de que la administración de Donald Trump está intensificando su batalla contra el crimen en las calles de la ciudad.

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Bajo el liderazgo de la nueva secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que apareció con chaleco antibalas y acompañada de un grupo de trabajo formado por agentes de Seguridad Nacional y del Departamento de Inmigración y Aduanas, la operación comenzó en el Bronx, con detenciones de individuos buscados por crímenes horribles como secuestro, extorsión y asesinato.

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“Sinvergüenzas como este seguirán siendo expulsados de nuestras calles”, dijo Noem con determinación tras la detención de un narcotraficante. “Estamos haciendo lo que prometió el presidente Trump: ¡hacer que nuestras calles sean seguras!”. Entre los arrestados había un fugitivo dominicano buscado por la Interpol por un doble asesinato, un detalle que causó aún más revuelo.