El gobierno argentino anunció el pasado lunes 27 de enero su intención de construir una valla de 200 metros de largo en la localidad de Aguas Blancas, situada en la frontera con Bolivia. Según la ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, el objetivo de la medida es «proteger a los argentinos del narcotráfico».

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“El Gobierno nacional impulsa el cerco en Aguas Blancas para proteger a los argentinos del narcotráfico. Por eso, con el Plan Güemes, incorporamos una nueva medida para reforzar el control en la frontera, que estaba totalmente descontrolada”, escribió Bullrich en X (ex Twitter).

Aguas Blancas es un pequeño municipio de unos 1.500 habitantes, situado en el noreste de la provincia de Salta, en el lado opuesto de la ciudad boliviana de Bermejo. El río que le da nombre en Bolivia es la frontera natural entre ambas localidades.

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La construcción de la valla también fue confirmada por el interventor del gobierno federal en la provincia, Adrián Zigaran, en una entrevista con la prensa local.

La Cancillería boliviana emitió el lunes un comunicado expresando su preocupación por la medida. “Los temas fronterizos deben ser abordados a través de los mecanismos de diálogo bilateral establecidos entre los Estados para encontrar soluciones coordinadas a los problemas comunes”, dijo el ministerio.

La construcción de la valla podría tener importantes repercusiones en las relaciones entre Argentina y Bolivia, además de afectar a la comunidad local que vive en la frontera. La medida también podría verse como un intento de reforzar el control sobre el narcotráfico en la región. Sin embargo, la reacción de Bolivia sugiere que la construcción de la valla podría ser un punto de tensión entre ambos países.