El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeo, ha suspendido de sus funciones, pero sigue oficialmente en el cargo.
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Yoon Suk-yeol está acusado de «rebelión» y «abuso de poder» tras intentar imponer la ley marcial en el país el 3 de diciembre. Es el primer presidente en ejercicio de la historia del país que podría ir a la cárcel.
La oficina que centraliza las investigaciones sobre el golpe del 3 de diciembre tiene hasta el 6 de enero para ejecutar la orden de detención dictada por un tribunal de Seúl contra Yoon.
Yoon debería haber sido interrogado, pero no se presentó a las citaciones policiales e ignoró tres citaciones consecutivas.
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El jueves, el depuesto presidente se resistió a ser detenido por tercer día consecutivo, prometiendo «luchar hasta el final» contra las autoridades que pretendían interrogarle por su infructuoso intento de imponer la ley marcial.
Los guardias de seguridad de la presidencia impidieron a los agentes de policía entrar en el domicilio y el despacho de Yoon para ejecutar la orden de detención.
Desde que se emitió la orden el martes, partidarios y detractores de Yoon Suk-yeol han protestado a diario ante la casa del presidente en Seúl.
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Según la prensa surcoreana, los investigadores quieren interrogar al derrocado presidente en Gwacheon, cerca de la capital. Puede permanecer detenido 48 horas, y se necesitará una nueva orden para prorrogar su detención.
La cuestión es cómo se posicionará la guardia presidencial a partir de ahora, ya que en las últimas semanas los guardias de seguridad de Suk-yeol se han opuesto a los intentos de ejecutar la orden de detención.
Esta actitud se considera una «obstrucción» a la labor de la justicia, confirma Kim Hae-won, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Derecho de Busan (Corea del Sur).
Yoon sigue sometido a un procedimiento de destitución. El caso está siendo examinado por el Tribunal Constitucional, que tiene unos seis meses para tomar una decisión. Si se valida, se convocarán nuevas elecciones.
Aumenta la tensión
Frente a la residencia presidencial, en el distrito Hannam de Seúl, la tensión crece día a día. La policía ha enviado refuerzos al lugar, que está rodeado por decenas de agentes. También se han bloqueado carreteras, según Camille Ruiz, corresponsal de RFI en Seúl.
Partidarios del presidente destituido, entre ellos influyentes ultraderechistas, se han congregado en torno a su residencia. La oposición ha pedido a sus diputados que permanezcan en el Parlamento para seguir la evolución de los acontecimientos.
“El riesgo de violencia es preocupante”, afirmó Chae Jin-won, investigador del Humanitas College de la Universidad Kyung Hee.
Al contar con el apoyo de pequeños grupos de extrema derecha, Yoon puede haber agravado su caso, afirmó el comentarista político Park Sang-byung. Según él, el encarcelamiento es «inevitable». “Ha dejado claro que no se arrepiente de nada. La situación no sólo es preocupante, sino peligrosa”, afirma.