Con una economía estancada y una creciente fragilidad política en Francia y Alemania, Europa se enfrenta a tiempos difíciles.
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A ello se suma la guerra en Ucrania y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, que ya ha amenazado con imponer aranceles a las industrias europeas, lo que podría desencadenar una guerra comercial muy perjudicial para los exportadores de la región.
“Tenemos el mejor sistema sanitario, la mejor educación, las mejores carreteras, pero cuesta mucho. ¿Cuánto tiempo podremos mantenerlo?”, se pregunta Jorge Dezcallar de Mazarredo, embajador y ex director de los servicios de inteligencia españoles.
“Europa está en declive, y con la pérdida de su influencia desaparecerá también el altísimo nivel de vida”, afirmó el diplomático español en una entrevista con BBC News Mundo, el servicio de noticias en español de la BBC.
En su opinión, el mundo está asistiendo al fin de una era geopolítica, una visión que explora en su último libro, El fin de una era. Ucrania: la guerra que lo acelera todo, en el que analiza cómo el conflicto está precipitando el declive del dominio occidental.
++Impresionantes imágenes de soldados ucranianos asaltando una trinchera rusa
“La guerra va mucho más allá de una disputa territorial para asegurar zonas estratégicas. Refleja profundas fuerzas de cambio en la geopolítica que ha gobernado el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, Occidente pierde fuerza, mientras que el Sur global gana peso”, subrayó.
La fragilidad política de Europa llega en un momento de estancamiento económico: la previsión para 2024 es de un tímido crecimiento del 0,9%, lo que deja a una región que representa una quinta parte del PIB mundial por detrás de otras partes del globo.
Los analistas apuntan varias razones para explicar este escenario, como la pérdida de competitividad, el aumento de la competencia internacional y las políticas de austeridad.
Europa necesita numerosas reformas: ampliar su capacidad militar, reconfigurar su sistema energético, reinventar su industria tecnológica y replantearse su postura frente a Rusia y China. Todo ello mientras el descontento de sus ciudadanos fortalece a los partidos populistas y de extrema derecha en varios países del continente.
En esta entrevista con Jorge Dezcallar de Mazarredo, analizamos los factores que han llevado al Viejo Continente a su actual crisis geopolítica.
¿Por qué vive Europa tiempos tan convulsos?
En pleno siglo XXI, asistimos a una guerra en el corazón del continente que más parece una absurda guerra de expansión territorial al estilo napoleónico.
La invasión de Ucrania refleja el descontento de Rusia con la arquitectura de seguridad europea heredada de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, se trata de un fenómeno mucho más amplio, de alcance global: gran parte de los países del mundo están cuestionando el reparto de poder y las reglas establecidas por las potencias vencedoras después de 1945.
Esto significa que estamos ante el fin de una era geopolítica.
Aquel año, unas pocas potencias occidentales crearon las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, es decir, se repartieron el poder entre ellas.
Ahora, casi 80 años después, vemos que Francia y el Reino Unido siguen teniendo un puesto permanente en el Consejo de Seguridad, mientras que países como India, con 1.400 millones de habitantes y estatus de potencia nuclear, se quedan fuera.
África no tiene representante, y lo mismo ocurre con América Latina.
Estados Unidos no cederá el control del Fondo Monetario Internacional, e Italia tiene tantos votos como China en el Banco Mundial.
¿Y qué lugar ocupa China en este sistema?
China dice: «Somos un Estado civilizacional, estamos por encima del bien y del mal». Estados Unidos no lo dice abiertamente, pero siempre ha actuado así; no hay más que ver lo ocurrido en Irak y otros lugares.
Europa refleja hoy lo que ocurre en el mundo, pero nos sorprende más porque tenemos una visión bastante pretenciosa de él.
Cuando hay conflictos mortales en África, nos parece casi natural. Pero cuando ocurren en Europa, lo vemos como un escándalo. Esta perspectiva no está exenta de cierto racismo.
¿Cree que Europa sigue menospreciando al resto del mundo?
No tengo ninguna duda al respecto. Europa dominó el mundo durante muchos años, gracias a la máquina de vapor inventada en Inglaterra, al dominio de los mares y, en gran medida, a la esclavitud.
Esta visión de superioridad aún persiste, pero Europa está equivocada y perderá relevancia.
Hoy en día, el 62% del PIB mundial y el 65% de su población se encuentran en la región Indo-Pacífica.
Los mapas suelen situar a Europa en el centro, pero el continente mira a un océano en el que cada vez ocurren menos cosas, mientras que el centro de gravedad económico mundial se ha desplazado del Atlántico al Indo-Pacífico.
Europa está claramente en declive.
Le he oído decir que Europa tiene el 6% de la población mundial, pero representa el 50% del gasto social mundial. ¿Es insostenible este modelo? ¿Hemos ido demasiado lejos con el «Estado del bienestar»?
Sí, hemos ido demasiado lejos. En 1900, Europa tenía el 25% de la población mundial, y hoy apenas es el 6%. Aun así, conserva el 17% del PIB mundial.
Tenemos el mejor sistema sanitario, la mejor educación, las mejores carreteras, pero es caro. ¿Cuánto tiempo podremos mantenerlo?
Somos la envidia del mundo. Mantuvimos este sistema durante tanto tiempo porque dominábamos la escena internacional. Pero la realidad es que en 2050 ninguna economía europea estará entre las 10 primeras del mundo.
India acaba de superar al Reino Unido en términos de Producto Interior Bruto.
Otro factor que apunta al declive de Europa es el envejecimiento de su población, que además disminuye a medida que mueren más personas de las que nacen.
¿Qué significa este declive?
Una pérdida de influencia. Europa no tiene una política exterior común, ni una capacidad de proyección militar compartida, ni una política energética o migratoria común.
Europa necesita integrarse más si queremos seguir siendo relevantes en el mundo.
En tu libro dices que la guerra de Ucrania unió más a Europa, pero con la salida del Reino Unido de la Unión Europea por el Brexit y la probable reticencia de Alemania a seguir aportando tantos recursos por su debilidad económica, parece que lo que le espera a Europa es más desunión. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Es cierto que el Brexit ha debilitado a Europa, y la fragilidad de Alemania y Francia en estos momentos tampoco ayuda. No creo que el presidente francés Emmanuel Macron termine su mandato, francamente. Pero el apoyo a Ucrania es inquebrantable.
Putin quiere devolver a Rusia la influencia global que tuvo la Unión Soviética en su apogeo. Ese es su objetivo. Y no se da cuenta de que no puede. No se puede formar parte de la élite internacional cuando no se tiene el PIB necesario, cuando la población envejece y cuando sólo se producen materias primas.
Y entonces, con su fuerza de voluntad y su poder nuclear, trata de imponerse. Y eso es muy peligroso. Cuando Europa defiende a Ucrania, en realidad se está defendiendo a sí misma.
El gran fracaso de todos los europeos ha sido no ser capaces de incorporar a la Rusia postsoviética a una estructura de seguridad que nos uniera a todos.
Pero es cierto que Rusia no lo ha facilitado, porque en lugar de abrazar la democracia, se ha acercado cada vez más a formas autoritarias.
Quizá la expansión de la OTAN debería haberse hecho de forma más gradual, con más cautela o con otro tipo de compensaciones.
El 8 de diciembre, Donald Trump reiteró que estaba dispuesto a permanecer en la OTAN solo mientras los europeos «paguen sus facturas». Qué pasaría si, como amenazó Trump, Estados Unidos se retirara de la OTAN?
Estados Unidos no puede abandonar la OTAN porque, aunque Trump ha amenazado con hacerlo, necesitaría el apoyo de dos tercios del Senado, que no tiene.
Lo que sí puede hacer es vaciar de contenido la alianza, es decir, recortar la financiación, reducir el número de tropas o incluso renunciar a la aplicación automática del artículo 5 sobre defensa colectiva.
Si esto ocurre, Europa se quedará sin dinero, sin armas y sin protección nuclear, sola frente a Rusia y sin capacidad militar, al carecer de defensa común.
Las balas fabricadas por los belgas no sirven para los fusiles producidos por los checos. Los tanques fabricados por los franceses no son compatibles con los fabricados por los alemanes. No tenemos una industria unificada.
Sin embargo, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, el gasto militar de Europa ha superado al de China.
Estados Unidos gasta más de 900.000 millones de dólares en defensa, China 296.000 millones y Rusia 109.000 millones.
Los 27 países de la Unión Europea gastan en conjunto 321.000 millones de dólares, efectivamente más que China. Pero no de forma unificada. Cada uno por su lado.
Europa necesita unirse y, si no lo hace, perderá su influencia en el mundo. Y con esa pérdida de influencia, perderá también su alto nivel de vida.
Y en el plano económico, ¿qué podría pasar en Europa con la llegada de Trump?
Algunas subidas de aranceles, entre el 10% y el 20%, perjudicarán a la economía europea, pero hay más.
Trump no cree en el calentamiento global. En consecuencia, es probable que frene la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si esto ocurre, los europeos estaremos en desventaja a la hora de competir económicamente con las empresas estadounidenses, porque tendremos que pagar mucho más que los norteamericanos por nuestra contribución a carbonizar la atmósfera.
Esto nos pondrá en desventaja a la hora de competir en los mercados internacionales.
¿Le interesa esto a Trump?
Sí, Trump tampoco cree en Europa. Cree en países europeos como Alemania, Francia, Italia o España, pero no ve a la Unión Europea como un todo.
Siempre se ha dicho que Estados Unidos no quiere una Europa fuerte, y es cierto. Sin embargo, una Europa excesivamente débil, como es ahora, tampoco les interesa.
Le he oído decir que Europa ha cometido tres errores al poner su seguridad en manos de Estados Unidos, la energía en manos de Rusia y el comercio en manos de China. ¿Hay alguna forma de revertir estas realidades?
El informe de Draghi fue muy claro al respecto. Europa necesita invertir 800.000 millones de euros al año y crear una estructura industrial para salvar su economía.
Además, por primera vez hay un comisario responsable de asuntos de defensa, que intentará armonizar y promover economías de escala en la industria militar europea.
Se están tomando algunas medidas, pero tenemos que acelerar el proceso. Creo que es el momento de dar un gran paso, y quizá la llegada de Donald Trump sea el estímulo que Europa necesita para tomar por fin las decisiones que sabe que tiene que tomar.
Más unidad, más integración, más Europa. Cuanta menos Europa haya, menos influencia global tendremos y más rápido se acelerará nuestro declive. La única forma de evitarlo es integrarnos.