El nuevo avión Trump Force One, procedente de Miami, llegó este martes de forma inesperada al recién inaugurado aeropuerto de Nuuk, capital de Groenlandia. La visita se produce en medio de la polémica generada por las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien volvió a plantear la posibilidad de intentar adquirir el territorio autónomo danés.

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 A bordo del avión viajaba Donald Trump Jr, empresario e hijo del futuro 47º presidente de Estados Unidos. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores groenlandés, la visita era de carácter privado y no estaba prevista ninguna reunión con representantes del Gobierno local.

Mientras, por parte de Dinamarca, que tiene soberanía sobre Groenlandia, la primera ministra Mette Frederiksen dijo en Copenhague que «cualquier decisión sobre el futuro de Groenlandia debe tomarse en Nuuk». La declaración fue una respuesta a las provocaciones de Trump, que en general se consideraron una actitud inapropiada viniendo de un país aliado. El comentarista político danés Bent Winther, en el diario Berlingske, calificó las palabras de Trump de «humillación total para el Gobierno danés».

Interés militar y recursos naturales

Las declaraciones de Trump sobre Groenlandia, publicadas en su red social Truth Social, refuerzan la idea de que Estados Unidos podría beneficiarse enormemente de la incorporación del territorio. “Groenlandia es un lugar increíble y su gente se beneficiará enormemente si, y cuando, se convierta en parte de nuestra nación. Hagamos a Groenlandia grande de nuevo!”, escribió Trump, evocando su famoso eslogan “Make America Great Again”.

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“La adquisición de Groenlandia no es nueva» pero podría »indicar que Trump no confía en la OTAN”.

El interés de Trump por Groenlandia no es nuevo. Durante su primer mandato, en 2019, el expresidente intentó adquirir la isla, pero el Gobierno danés rechazó la propuesta. Sin embargo, Trump no fue el primero en considerar esta posibilidad. El presidente Dwight D. Eisenhower también hizo una oferta por Groenlandia en 1960.

Expertos, como Casper Schrøder, de la televisión pública danesa DR, afirman que el interés de Trump por la isla está relacionado con los recursos minerales de Groenlandia, especialmente los minerales de tierras raras, esenciales para la industria tecnológica moderna, incluidas las baterías eléctricas y el armamento.

Control militar y geopolítica

El interés de Estados Unidos por Groenlandia va más allá de los recursos naturales. El país mantiene una importante presencia militar en la región, con una base en el noroeste de la isla, que sirve de escudo defensivo contra misiles de largo alcance que podrían amenazar la costa este de Estados Unidos.

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El experto en seguridad Simon Kruse afirmó en el diario Berlingske que «el Ártico es la primera línea de alerta y defensa de Estados Unidos en caso de ataque», lo que explica en parte el interés geopolítico por controlar el territorio.

Trump también planteó la posibilidad de controlar el Canal de Panamá y Groenlandia. Aunque fue cuestionado sobre el uso de la fuerza militar o la coerción económica para asegurar estos territorios, no descartó la idea, lo que aumentó aún más las especulaciones sobre sus planes geopolíticos.

Dado que Estados Unidos está ampliando y modernizando sus instalaciones militares en Groenlandia, la cuestión del control del territorio sigue siendo un tema sensible de interés estratégico para el futuro político de Estados Unidos.