Rusia podría enfrentarse a una drástica caída de la producción de petróleo en los próximos meses, y el impacto podría ser devastador. Según Reuters, las sanciones estadounidenses están dificultando el acceso de Rusia a los petroleros para exportar su producción a Asia, mientras que los ataques con drones desde Ucrania han destruido sus refinerías.
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Con una producción ya inferior a la prevista, Rusia podría ver caer su producción por debajo de los 9 millones de barriles diarios. El escenario es alarmante para la potencia soviética.
Además, Rusia se enfrenta a una creciente escasez de petroleros, y la solución que ha encontrado es crear su propia «flota en la sombra», un conjunto de buques que operan sin la ayuda de los servicios occidentales. Pero esta medida ha tenido un coste enorme: el transporte de petróleo de Kozmino a China se quintuplicó en enero. La guerra, las sanciones y los ataques han creado un escenario cada vez más desesperado, en el que las refinerías rusas ya han perdido el 10% de su capacidad de producción.
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La situación es tan grave que Rusia ya está almacenando 17 millones de barriles a bordo de buques, y esta cifra podría ascender a 50 millones a mediados de 2025. El futuro de la economía rusa está cada vez más amenazado.