A sus 94 años, Bernie Ecclestone, el polémico ex magnate de la Fórmula 1, ofrece una mirada descarnada sobre su trayectoria y su admiración por Donald Trump, en una reveladora entrevista con The Telegraph. Con una franqueza inusual, Ecclestone reconoce que su imperio se construyó sobre el principio del beneficio personal, donde cualquier ventaja para terceros fue meramente incidental.

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Esta filosofía encuentra un espejo en Trump, el actual presidente estadounidense, quien comparte con Ecclestone una visión similar del poder y los negocios. «Trump es la mejor cosa que podría sucederle al mundo», declara Ecclestone, elogiando el estilo negociador del mandatario, caracterizado por una estrategia de «toma y daca» que el veterario empresario considera magistral.

La conexión entre ambos magnates tiene historia. Hace quince años, sus caminos se cruzaron en un ambicioso proyecto para llevar la Fórmula 1 a Manhattan. El plan, aunque fallido, reveló la marca personal de Trump: todo debía llevar su nombre, una exigencia que provocó la célebre broma de Ecclestone sobre el papel higiénico como último bastión sin la marca Trump.

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Para Ecclestone, Trump representa el arquetipo del negociador perfecto, tanto que no duda en expresar su deseo de tenerlo como socio en su negocio de coches usados. Una declaración que, más allá de la anécdota, refleja la profunda admiración entre dos titanes empresariales unidos por una visión pragmática y sin concesiones del mundo de los negocios.