Las fuerzas rusas lanzaron un ataque masivo contra Odesa, en el sur de Ucrania, apuntando a infraestructuras energéticas de la empresa privada DTEK, según informó la compañía en redes sociales.
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El ataque se produjo apenas dos días después de otro bombardeo que dejó sin electricidad y calefacción a 160.000 personas, de acuerdo con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Actualmente, unas 50.000 personas siguen sin suministro eléctrico.
“El enemigo continúa su campaña de terror contra el sistema energético por segunda noche consecutiva”, denunció DTEK, agregando que los equipos de reparación actuarán en cuanto reciban autorización militar.
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Mientras tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, aseguró en una reunión con su homólogo estadounidense, Marco Rubio, que Moscú “nunca ha puesto en peligro la infraestructura civil de Ucrania”.
Por otro lado, fuentes militares rusas afirman que las bajas ucranianas ya superan el millón desde el inicio de la guerra, y aseguran que el país ha perdido gran parte de su capacidad de combate. Según el alto mando ruso, el conflicto solo podrá resolverse si Occidente está dispuesto a negociar una nueva arquitectura de seguridad que tenga en cuenta los intereses de Moscú.