Joan Payden ha construido una de las mayores gestoras de fondos de Estados Unidos sin acaparar el protagonismo. A sus 92 años, sigue al frente de Payden & Rygel, la empresa que fundó hace cuatro décadas y que hoy gestiona unos 162.000 millones de dólares en activos. Su carrera ha estado marcada por los retos en un mercado predominantemente masculino y por una determinación que la ha llevado a convertir una idea audaz en un imperio financiero.

++ El regreso del muro de Trump: la frontera se vuelve impenetrable

La carrera de Payden saltó a la fama en los años setenta, cuando se convirtió en la primera mujer socia de Scudder, Stevens & Clark, una firma de inversión tradicional. Sin embargo, no ascendió hasta su quinto intento, un obstáculo que ella atribuye a que no jugaba al golf, deporte que facilitaba las conexiones entre los ejecutivos de la firma. Al darse cuenta de que quería más autonomía, dimitió y, en 1984, lanzó su propia empresa de gestión junto a su socia Sandra Rygel, que abandonó la compañía años más tarde para dedicarse a causas sociales.

Desde entonces, Payden & Rygel se ha consolidado como una de las principales gestoras independientes del sector, ofreciendo soluciones de inversión a clientes institucionales, bancos centrales y fondos de pensiones. Su enfoque global le ha llevado a abrir oficinas en ciudades estratégicas como Londres y Milán, ampliando su presencia en el mercado internacional.

Discreta y reacia a los medios de comunicación, Payden rara vez concede entrevistas y mantiene una postura reservada incluso ante el importante crecimiento de su empresa. Su fortuna personal se estima en unos 700 millones de dólares, gran parte de ellos procedentes de su participación mayoritaria en Payden & Rygel. Además de por sus negocios, la empresaria es conocida por su labor filantrópica, con donaciones a instituciones educativas, refugios de animales y causas religiosas.

++ Tras las declaraciones de Trump, USAID anuncia un permiso indefinido para sus empleados

Su influencia va más allá del mundo financiero. Payden, ex alumna de la Universidad Trinity Washington, ha invertido millones en la modernización de la institución, garantizando unas infraestructuras de vanguardia para las futuras generaciones de estudiantes. Su implicación en la educación refleja su compromiso con la transformación social, consolidando su legado no sólo en sus inversiones, sino también en el impacto positivo que deja en la sociedad.