Ante la presión del Kremlin por la inconsistencia en las comunicaciones estadounidenses, Donald Trump tomó la iniciativa este miércoles 12 de febrero para establecer diálogo directo con Vladimir Putin y Volodimir Zelenski, buscando abrir un canal de negociación que ponga fin al conflicto ucraniano.

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Paralelamente, desde el Pentágono surge una propuesta controversial: el nuevo secretario de Defensa plantea una división territorial de Ucrania, descartando la posibilidad de retornar a los límites territoriales anteriores a 2014.

El presidente estadounidense inició las comunicaciones con el mandatario ruso mediante un contacto oficial, disipando la controversia generada días atrás cuando afirmó haber mantenido varias conversaciones con Putin, declaraciones que fueron desmentidas por fuentes cercanas al Kremlin, según reportó Folha de S.Paulo.

A través de Truth Social, Trump anunció un acuerdo con Putin para iniciar negociaciones inmediatas entre sus equipos. El Kremlin no solo confirmó el intercambio sino que extendió una invitación para que Trump visite Moscú.

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«Discutimos el potencial de nuestras naciones y los beneficios futuros de una colaboración mutua. Sin embargo, nuestra prioridad compartida es detener la pérdida masiva de vidas en el conflicto ruso-ucraniano», compartió en la red social.

Tras el diálogo con Putin, Trump estableció comunicación con Zelenski, manteniendo la línea diplomática fluctuante de los últimos días. «El intercambio fue positivo. Zelenski comparte con Putin la aspiración de paz», anunció. La respuesta del líder ucraniano fue más mesurada.

En su cuenta de X, Zelenski confirmó: «Exploramos vías hacia la paz y establecimos bases de colaboración«, añadiendo referencias específicas al «potencial tecnológico ucraniano en drones y sectores industriales avanzados».

Un cambio significativo en la postura estadounidense llegó de la mano de Pete Hegseth, secretario de Defensa de Trump, quien revolucionó la narrativa oficial sobre el conflicto al sugerir que Ucrania debería aceptar modificaciones territoriales, dejando prácticamente descartada su incorporación a la OTAN, organización que agrupa a 32 naciones bajo el liderazgo estadounidense.

Durante su visita a la sede de la OTAN en Bruselas, Hegseth fue directo: «Compartimos la visión de una Ucrania soberana y próspera. Sin embargo, debemos ser realistas: pretender restaurar las fronteras anteriores a 2014 es inviable y sólo extenderá el conflicto».

Esta declaración marca un cambio radical en la política estadounidense. Aunque en círculos diplomáticos se manejaba esta posibilidad, ningún funcionario de alto rango se había atrevido a expresarlo públicamente. La mención del año 2014 implica una aceptación tácita de lo que la comunidad internacional ya había asimilado antes del actual conflicto: la anexión de Crimea por parte de Putin.