Donald Trump reveló este lunes 24 de febrero que el conflicto ucraniano se aproxima a su conclusión, señalando que el Kremlin ha mostrado disposición para aceptar el despliegue de contingentes pacificadores europeos en territorio ucraniano como elemento de un potencial armisticio.
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La declaración conjunta tuvo lugar tras el encuentro bilateral con Emmanuel Macron en Washington. Ambos líderes se comprometieron a colaborar activamente para finalizar las hostilidades.
La reunión decisiva entre Trump y Macron comenzó en el Despacho Oval, después de participar en una conferencia virtual con los demás integrantes del G7, coincidiendo con el tercer aniversario del inicio de la conflagración en suelo europeo.
«Efectivamente, dará su consentimiento», aseveró Trump ante el cuestionamiento sobre la postura de Putin frente a una potencial misión pacificadora. «Le consulté directamente sobre este punto. No manifestó objeción alguna.»
Francia advierte sobre el riesgo de la «capitulación»
El mandatario francés, primer dignatario europeo recibido por Trump tras su regreso al poder hace apenas un mes, subrayó la responsabilidad continental en la provisión de garantías de seguridad. Macron enfatizó la secuencia lógica: primero establecer un cese de hostilidades y posteriormente negociar un acuerdo definitivo.
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«Contamos con la voluntad y capacidad para proporcionar esas garantías, posiblemente incluyendo componentes militares, aunque su función sería estrictamente pacificadora», explicó el presidente francés.
«No se situarían en posiciones de combate ni participarían en acciones bélicas. Su misión consistiría exclusivamente en supervisar el cumplimiento del acuerdo», puntualizó, reafirmando que Europa rechazará cualquier propuesta que implique la «rendición» ucraniana.
Trump reforzó la necesidad del protagonismo europeo en la seguridad a largo plazo de Ucrania, marcando un contraste con su anterior estrategia de marginar a los aliados europeos de las conversaciones sobre el conflicto. Anteriormente, el republicano había iniciado contactos unilaterales con Moscú, excluyendo tanto a Kiev como a las potencias europeas, provocando reproches de diversos líderes mundiales.
No obstante, el presidente norteamericano expresó su «satisfacción por la coincidencia con Macron respecto a que el peso económico y logístico de garantizar la estabilidad debe recaer principalmente sobre las naciones europeas, no exclusivamente sobre Estados Unidos».
«Considero justo que los contribuyentes estadounidenses recuperen parte de las sumas extraordinarias que hemos destinado a esta causa», argumentó.
Macron enfatizó el papel ineludible del continente en las negociaciones. «Insisto en no adelantarme a futuros diálogos, pero abordamos la cuestión de la integridad territorial ucraniana, tema que ha sido objeto de conversaciones entre Washington y Kiev», señaló. Ante la pregunta sobre posibles concesiones territoriales de Ucrania a Rusia como parte de un acuerdo definitivo, Trump indicó que las negociaciones apenas comienzan.
Se prevé que el primer ministro británico Keir Starmer también se reúna con Trump esta semana. Ambos líderes europeos intentarán persuadir al mandatario estadounidense para evitar un acuerdo precipitado con Putin y garantizar la participación europea en las conversaciones.
Macron busca aprovechar la relación construida con Trump durante sus anteriores mandatos. El presidente francés advirtió que aceptar un acuerdo desfavorable equivaldría a la rendición ucraniana y transmitiría una imagen de debilidad ante adversarios como China e Irán.
En declaraciones recientes, Putin afirmó no oponerse a la participación europea en las negociaciones. Asimismo, indicó que Trump aborda el armisticio desde una perspectiva pragmática, aunque sugirió que la postura estadounidense beneficia principalmente a Ucrania, no a Rusia.
Durante la conferencia de prensa, Macron defendió la oportunidad estratégica para Europa de reestablecer el diálogo con Putin en este momento.
Negociaciones sobre recursos estratégicos
Trump reveló que Washington está «finalizando» un acuerdo sobre minerales con Ucrania, anticipando un posible encuentro con Zelenski esta semana para concretar los términos. También confirmó su intención de reunirse eventualmente con Putin.
La administración Trump ha estado negociando un acuerdo para compartir beneficios de las denominadas tierras raras ucranianas como mecanismo para recuperar parte de los fondos que el gobierno Biden destinó a Kiev en forma de equipamiento militar.
Recientemente, Zelenski rechazó las exigencias estadounidenses, argumentando que la propuesta carecía de garantías concretas para la seguridad de su país.
División en Naciones Unidas
Mientras Trump intensifica sus esfuerzos diplomáticos ampliando el diálogo con Europa, la Asamblea General de la ONU sometió a votación dos proyectos de resolución contrapuestos —uno presentado por Washington y otro elaborado conjuntamente por Ucrania y naciones europeas— para conmemorar el tercer aniversario de la invasión rusa.
Estados Unidos se vio obligado a abstenerse en la votación de su propia resolución después de que el bloque europeo modificara exitosamente el borrador para incorporar lenguaje que reafirmara el respaldo histórico de la ONU a Kiev, incluyendo referencias explícitas a la soberanía, independencia, unidad e integridad territorial ucraniana.
La resolución estadounidense modificada obtuvo 93 votos favorables, frente a 73 abstenciones y 8 votos negativos. Un intento ruso de añadir referencias a las «causas subyacentes» del conflicto fue rechazado.
Paralelamente, la Asamblea aprobó la resolución presentada por Ucrania y sus aliados europeos con 93 votos a favor, 65 abstenciones y 18 votos en contra. Estados Unidos se unió a Rusia, Corea del Norte e Israel entre los países opositores.
Por otra parte, el Consejo de Seguridad, compuesto por 15 miembros, adoptó la versión original de la resolución estadounidense. El texto, sin las modificaciones introducidas en la Asamblea General, suavizó considerablemente la postura de la ONU sobre el conflicto, omitiendo referencias directas a la agresión rusa.
La resolución recibió 10 votos afirmativos, mientras los cinco miembros restantes —incluyendo Francia y Reino Unido— optaron por la abstención.