Un caso de negligencia médica y su posterior recuperación han marcado la vida de Mariana Michelini, una mujer de 36 años del interior de Sao Paulo (Brasil). Esta influencer y empleada farmacéutica ha atravesado un arduo proceso de cinco cirugías reconstructivas, tras perder sus labios por una aplicación inadecuada de polimetilmetacrilato (PMMA).

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La recuperación de Mariana va más allá de lo físico y alcanza aspectos emocionales profundos. Si bien aún requiere algunos ajustes menores, ha logrado retomar su vida social y recuperar actividades cotidianas como el maquillaje, señales claras de su renacimiento emocional.

El debate sobre el PMMA en Brasil enfrenta una compleja dualidad regulatoria y médica. Aunque cuenta con la aprobación de Anvisa como relleno sintético, las principales sociedades médicas del país, incluyendo la SBCP y la SBD, advierten contra su uso estético debido a su naturaleza permanente y su tendencia a adherirse a tejidos vitales.

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La comunidad médica ha tomado una postura firme ante los riesgos evidentes. El Consejo Federal de Medicina busca la prohibición total del PMMA en procedimientos estéticos, mientras promueve alternativas más seguras como el ácido hialurónico, que ofrece la ventaja de ser reversible y biodegradable.

La pesadilla de Mariana comenzó con una aparente oportunidad en redes sociales que escondía un engaño. Lo que se prometió como una aplicación de ácido hialurónico resultó ser PMMA, desencadenando una serie de complicaciones que se manifestaron seis meses después con síntomas alarmantes.

Su lucha legal refleja la complejidad del mundo de la estética moderna. Mientras busca justicia contra quien realizó el procedimiento, enfrenta una contrademanda por compartir su experiencia en redes sociales, evidenciando las tensiones entre la libertad de expresión y la reputación profesional.

El proceso de reconstrucción ha requerido técnicas quirúrgicas innovadoras y múltiples intervenciones. Desde el uso de tejido lingual hasta correcciones con ácido hialurónico, cada paso ha sido crucial en su recuperación, aunque con desafíos temporales en el habla.

Esta historia trasciende el caso individual para convertirse en un llamado de atención sobre la regulación estética en Brasil. El caso no solo expone los peligros de las sustancias permanentes, sino que también cuestiona la necesidad de una supervisión más estricta en la industria de la belleza.