Uno de los donantes de sangre más exitosos del mundo, cuyo plasma salvó la vida de más de 2 millones de bebés, ha fallecido a los 88 años.

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James Harrison falleció mientras dormía en una residencia de ancianos de Nueva Gales del Sur (Australia) el 17 de febrero, según anunció su familia el lunes 3 de marzo.

Conocido en Australia como el hombre del brazo de oro, la sangre de Harrison contenía un raro anticuerpo, el Anti-D, que se utiliza para fabricar medicamentos que se administran a las madres embarazadas cuya sangre corre el riesgo de atacar a sus bebés nonatos.

Así, el Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana, que rindió homenaje a Harrison, declaró que éste había prometido convertirse en donante tras recibir transfusiones durante una operación torácica mayor cuando tenía 14 años.

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Comenzó a donar su plasma sanguíneo a los 18 años y siguió haciéndolo cada quince días hasta los 81 años.

En 2005 ostentó el récord mundial de donación de plasma sanguíneo, título que mantuvo hasta 2022, cuando fue superado por un estadounidense.

La hija de Harrison, Tracey Mellowship, dijo que su padre estaba «muy orgulloso de haber salvado tantas vidas, sin coste ni dolor».

“Siempre decía que no duele, y que la vida que salvas puede ser la tuya”.

Mellowship y dos de los nietos de Harrison también recibieron la inmunoglobulina anti-D. “A él le hacía feliz saber que muchas familias como la nuestra existían gracias a su bondad”, dijo.

Las vacunas anti-D protegen a los fetos de un trastorno sanguíneo mortal llamado enfermedad hemolítica del feto y del recién nacido.