La historia de Natalia Grace, que inspiró la película La huérfana y la serie Good American Family, representa uno de los casos de adopción más controvertidos de las últimas décadas. Adoptada en 2010 por Kristine y Michael Barnett en Indiana, Natalia fue inicialmente presentada como una niña ucraniana de 6 años con enanismo, pero su historia pronto tomaría giros inesperados que desafiarían todas las percepciones iniciales.

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Los primeros años de su adopción estuvieron marcados por tensiones significativas. Los Barnett acusaron a Natalia de mentir sobre su edad y de comportamientos potencialmente amenazantes, llegando incluso a denunciarla por un supuesto intento de asesinato contra Kristine. Un punto de inflexión crucial llegó cuando un tribunal reclasificó su edad de 8 a 22 años, permitiéndole vivir de manera independiente en un apartamento, lo que representó un momento de profunda transformación en su vida.

Los primeros conflictos

Después de su separación de los Barnett, Natalia experimentó diferentes entornos familiares. Inicialmente, fue acogida por Cynthia y Antwon Mans, quienes incluso la adoptaron oficialmente en 2023. Sin embargo, esta relación también presentó complejidades, con alegaciones de explotación económica que eventualmente condujeron a su salida. Finalmente, encontró un nuevo hogar con Nicole y Vince DePaul, una pareja que comparte su condición de enanismo y que originalmente había intentado adoptarla en 2009.

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El perfil psicológico de Natalia revela las profundas cicatrices de sus experiencias. Ha sido diagnosticada con ansiedad, TDAH, trastorno de estrés postraumático y trastorno de apego reactivo. A pesar de estos desafíos, mantiene una perspectiva resiliente. Actualmente está estudiando para obtener su GED, aprendiendo a conducir y alberga aspiraciones de trabajar en educación primaria y formar su propia familia en el futuro.

Los padres adoptivos han ofrecido versiones radicalmente diferentes de los acontecimientos. Michael Barnett, divorciado de Kristine en 2014, fue absuelto de cargos de negligencia en 2022 y afirma haber sido manipulado por su exesposa. Kristine, por su parte, se ha centrado en la crianza de su hijo Jacob, un niño con autismo, y ha negado categóricamente todas las acusaciones de maltrato, llegando incluso a describir a Natalia como una «sociópata».

La perspectiva de Natalia

En sus propias palabras, Natalia ha expresado la complejidad de su experiencia: «No entendía por qué estaba sola. Solo sabía que tenía este instinto dentro de mí de luchar y sobrevivir». Esta declaración captura la esencia de su extraordinaria trayectoria: una lucha constante por la identidad, la pertenencia y la supervivencia.

A pesar de los múltiples desafíos legales y emocionales que ha enfrentado, Natalia Grace continúa construyendo su camino. Su historia es un testimonio de resiliencia, un recordatorio de la complejidad de las relaciones familiares y las adopciones internacionales, y sobre todo, un viaje de autodescubrimiento y superación personal.