La historia de Natalie Grace, la joven ucraniana con enanismo cuya adopción por una familia estadounidense derivó en uno de los casos más controvertidos de los últimos años, sigue generando más preguntas que respuestas. Lo que comenzó como un gesto de amor terminó convertido en una pesadilla judicial con acusaciones cruzadas que han sido analizadas en documentales y programas de televisión.

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Natalie llegó a Estados Unidos en 2010, cuando los Barnett creyeron estar adoptando a una niña de seis años abandonada en un orfanato ucraniano debido a su displasia espondiloepifisaria congénita, un trastorno genético que afecta el crecimiento. Sin embargo, poco después comenzaron las sospechas. Exámenes médicos sugerían que Natalie podría tener entre 14 y 22 años, y su comportamiento -según relatan los Barnett- incluía actos violentos como intentos de envenenamiento y amenazas con cuchillos. «Una noche abrí los ojos y la vi parada al pie de nuestra cama con un cuchillo en la mano», declaró Michael Barnett en el documental que investigó el caso.

La situación escaló hasta llegar a los tribunales, donde un juez modificó oficialmente la fecha de nacimiento de Natalie, estableciendo que en realidad habría nacido en 1989 y no en 2003 como indicaban sus documentos ucranianos. Este fallo permitió a los Barnett mudarse a Canadá en 2013, dejando a Natalie -legalmente considerada ya una adulta- en un apartamento en Indiana. La decisión desató una batalla legal que duraría años y que incluyó cargos de negligencia contra los Barnett, finalmente desestimados en 2022 y 2023.

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Mientras tanto, Natalie encontró refugio con el obispo Antwon Mans y su familia, quienes la acogieron y se convirtieron en sus tutores legales. En sus escasas apariciones públicas, Natalie ha mantenido una versión radicalmente diferente: asegura que siempre fue una niña maltratada y abandonada. «Nunca intenté hacerles daño, solo era una niña asustada», declaró en el programa del Dr. Phil, describiendo cómo fue dejada atrás cuando su familia adoptiva se marchó del país.

Hoy, Natalie Grace intenta reconstruir su vida lejos del centro de la tormenta. Reside en Nueva York con Nicole y Vince DePaul, una pareja con enanismo que la ha apoyado en su proceso de recuperación. Estudia para convertirse en maestra y, según ha contado a medios como People, por fin se siente «libre». Sin embargo, las preguntas fundamentales sobre este caso -su verdadera edad, la naturaleza de su relación con los Barnett, la exactitud de los diagnósticos psiquiátricos- siguen sin respuesta clara.

El caso ha trascendido lo jurídico para convertirse en un fenómeno cultural, analizado en documentales como «El curioso caso de Natalie Grace» y pronto en la serie de Disney+ Good American Family. Más allá del morbo, plantea reflexiones incómodas sobre el sistema de adopción internacional, los límites de la credulidad humana y la facilidad con que las narrativas pueden ser manipuladas en la era de los medios digitales. Mientras Natalie busca cerrar este capítulo de su vida, su historia sigue dividiendo opiniones y desafiando las certezas más básicas sobre inocencia y culpabilidad.