Después de haber interpretado a la sensual pero letal espía Lorraine Broughton en Atomic Bomb, Charlize Theron está de regreso en la pantalla con Tully en el papel de Marlo, una mujer trabajadora, madre de tres hijos, agotada por la vida.
Interpretar a la desalineada Marlo también significó una dieta alta en carbohidratos, para lo que Charlize programó una alarma a mitad de la noche y así forzarse a abandonar sus hasta entonces siempre saludables hábitos alimenticios.
“Literalmente me despertaba a las dos de la mañana y me comía una taza de macarrones con queso fríos,” reveló la actriz de 42 años en una entrevista con Entertainment Tonight. “Me despertaba y simplemente me lo comía. Simplemente me lo metía por la garganta. Es difícil mantener ese peso.”
Y aunque para la mayoría de nosotros una dieta basada en carbohidratos y atracones libres de culpa sería el paraíso, Charlize admitió que, pasadas las primeras semanas, comer sin parar se convirtió en una tarea que terminó por afectar su salud mental.
“La depresión me pegó bastante fuerte. Sí, por primera vez en mi vida estaba comiendo mucha comida procesada y bebiendo demasiada azúcar,” confesó Charlize. “No fue muy divertido estar cerca de mi durante la filmación de esta película.”
Aunque Theron vuelve a lucir su escultural figura y ya ha logrado perder todo el peso que tuvo que ganar para la película, la actriz confesó que fue un “infierno” deshacerse de esos kilos de más, y que le tomó mucho más tiempo que cuando tuvo que perder los 13 kilos que aumentó para la película que la convirtió en ganadora del Oscar a la Mejor Actriz, Monster.
Después de comer hamburguesas de queso como desayuno, malteadas con crema batida entre comidas, y macarrones con queso en la madrugada, esperemos que Tully sea una película verdaderamente buena como para haber valido semejante dieta.
